Dos cosas plausibles tiene esta película.

1. Debo admitir que la escena en donde los desgraciados queman a Mandy es chocante. Sin duda me hizo sentir algo horrible y la actuación de Cage - llorando, amarrado entre púas - me llegó. Cuando el arte te hace sentir algo, aunque sea tristeza y desesperación, ya logró su objetivo.

2. Cuando los sectarios invocan a unos demonios y éstos llegan en motocicletas, reconocí un detalle original. Ya luego te enteras de que no son demonios, sino humanos que están muy drogados. Destruyeron su buena idea, pero bueno, para destruirla tuvieron que crearla en primer lugar.

Ahora vamos con lo absurdo:

Red avienta al primer semi-demonio por un hoyo tipo videojuego de Mortal Kombat, sin embargo el semi-demonio sobrevive por su fuerza sobrenatural y sorprende a Red cuando está matando al que inhala cocaína como si los paros cardiacos no existieran. Luego Red mata con las manos (rompiéndole el cuello) al vato que sobrevivió a una caída de no se cuántos metros como si fuera nada. Sinsentido.