Todo el mundo sabrá que el género de tiburones es algo limitado, algo cerrado, donde por la vía formal o seria cuesta sorprender o aportar originalidad.
Esta película por supuesto no lo consigue, pero al menos entretiene y hace ciertas cosas bien, ciertas.

La película gira en torno a la supervivencia de una surfista que aguanta muchas horas sobre una roca con la única compañía de una gaviota, acechada por un enorme tiburón.

Los efectos del daño, heridas y el sufrimiento físico (en algunos momentos, que no en todos) están muy bien. Es de esas películas que cuando duele, te duele.
Consigue transmitir agobio, tensión, frío...te desespera ver la salvación tan cerca y a la vez tan lejos.

Por lo demás, ni el propio tiburón, del que no se abusa, para bien ni el contexto aportan ningún interés.
Cierto es también añadir que precisamente esa informalidad de la película la hace creíble. Excepto...