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Voto de Ferdydurke:
3
5.0
188
Comedia
Janet Harper es la mujer de un ejecutivo norteamericano destinado en Londres. Su marido, tiene mucho trabajo en la fábrica y ella algunos problemas de adaptación al nuevo hogar y a la ciudad, pero llama la atención de un caballero prototipo de la buena educación europea, lo que despierta los celos del marido. (FILMAFFINITY)
17 de marzo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Banalidad, frivolidad e idiotez, vóteme. Y poquita gracia además, racanean los miserables, como recompensa a tanto mal.
Quizás algo más al principio en la campiña inglesa con la pérfida Vanesa, pero después, y muy claramente en el interludio parisino, por qué, señor, qué cosa más atroz, horror, de suicidio con alcachofas y coliflor, por dios, la suma de malentendidos y encontronazos, de infidelidades supuestas, celos grotescos y tedio cierto, se centra mucho más en los mil y un modelitos, con sombreritos, de la Dorita mediante que en poner un mínimo de ingenio o inteligencia o chispa en los diálogos o sucedidos que, desgraciadamente, lo dicho, no pueden ser más tontos y/o aburridos.
De fondo, sordidez y bajeza a raudales, putas por toneladas, negocios turbios, sexo a cascoporro, dinero sucio, clases altas y medias en un prostíbulo ambulante, el patio de Monipodio, Mad Men para lerdos, todo lleno.
De frente, ella poniendo morritos, ella moviendo el cucu, el culito o culazo a modo, ella emborrachándose, ella riendo casi casi como la Garbo, enfadándose..., lo cual podría tener un no sé qué sus cinco minutos, si además lo acompañaran con algo más de humano aliento, no con ese vacío perfecto oligofrénico que engulle o succiona, chupona, con avaricia malsana la película, como si de una boa constrictor que llevara un año sin llevarse nada a la boca se tratara, se atraganta, tanta hambre atrasada.
Quizás algo más al principio en la campiña inglesa con la pérfida Vanesa, pero después, y muy claramente en el interludio parisino, por qué, señor, qué cosa más atroz, horror, de suicidio con alcachofas y coliflor, por dios, la suma de malentendidos y encontronazos, de infidelidades supuestas, celos grotescos y tedio cierto, se centra mucho más en los mil y un modelitos, con sombreritos, de la Dorita mediante que en poner un mínimo de ingenio o inteligencia o chispa en los diálogos o sucedidos que, desgraciadamente, lo dicho, no pueden ser más tontos y/o aburridos.
De fondo, sordidez y bajeza a raudales, putas por toneladas, negocios turbios, sexo a cascoporro, dinero sucio, clases altas y medias en un prostíbulo ambulante, el patio de Monipodio, Mad Men para lerdos, todo lleno.
De frente, ella poniendo morritos, ella moviendo el cucu, el culito o culazo a modo, ella emborrachándose, ella riendo casi casi como la Garbo, enfadándose..., lo cual podría tener un no sé qué sus cinco minutos, si además lo acompañaran con algo más de humano aliento, no con ese vacío perfecto oligofrénico que engulle o succiona, chupona, con avaricia malsana la película, como si de una boa constrictor que llevara un año sin llevarse nada a la boca se tratara, se atraganta, tanta hambre atrasada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Lo divertido, un poco, tampoco nos pasemos, hubiera sido que al final descubrieran que en verdad de la más buena no se conocen de nada, quién es usted, señora, suélteme el brazo, loca, quién es usted, caballero, andobo, majadero, no saben nada el uno del otro y, sobre todo, que eso les importara una mierda, que siguiera la comedia, la fiesta, el juego, bueno..., ¿no es eso lo que realmente pasa?
Por cierto, pobre gordo viejo, hay que ver cómo se le mete la Dorita en su misma cama en plena noche con las más aviesas intenciones, igual que en Francia que la monta gorda o la lía parda borracha como una cuba la cabrona, no perdona, todo lo que se mueve le vale o sirve, cuando él dormía tan inocente y tranquilo, siempre esta actriz con el vicio más nefando a cuestas, qué peligro tenía, qué golfa o perra, se lanzaba o tiraba a todo, no tenía medida, y encima le reían las gracias, ni mu nadie decía, la total impunidad como lema, menos mal que los tiempos han cambiado y ahora esto no se le permitiría, qué vergüenza.
Por cierto, pobre gordo viejo, hay que ver cómo se le mete la Dorita en su misma cama en plena noche con las más aviesas intenciones, igual que en Francia que la monta gorda o la lía parda borracha como una cuba la cabrona, no perdona, todo lo que se mueve le vale o sirve, cuando él dormía tan inocente y tranquilo, siempre esta actriz con el vicio más nefando a cuestas, qué peligro tenía, qué golfa o perra, se lanzaba o tiraba a todo, no tenía medida, y encima le reían las gracias, ni mu nadie decía, la total impunidad como lema, menos mal que los tiempos han cambiado y ahora esto no se le permitiría, qué vergüenza.