Bandits. La extraña pareja. El especialista.
Cinema Paradiso + Shutter Island + El paciente inglés + Deseando amar + La casa de las dagas voladoras + Sospechosos habituales + Las mil y una noches al revés + Doce monos.
El cuento así a pelo es horroroso bromuro, hortera soporífero, las venas me corto, con las pastillas me mato me drogo, me tiro por el barranco, desde las letras de Jólivud al vacío me lanzo, a ver si hay suerte y reviento exploto, Unabomber me vuelvo, gana en la parte inicial y final (precioso, hermoso, lo mejor, con diferencia, de todo, junto a la risa de la niña) cuando están solos y, sobre todo, en el homenaje amor al cine (mudo), glorioso, con una escena que parece sacada de El espíritu de la colmena, Cría cuervos tampoco anda tan lejos, trampantojo, el arte de contar de nunca acabar un cuento y verás que contento, la transmutación de la realidad en deseo tormento, de cómo las mujeres malas, femme fatale, o veleidosas, la donna è mobile, hacen daño a los pobres hombres, débiles, de mariposas exóticas americanas y caballos colgando del abismo, de dientes, dientes, que es lo que les jode y naranjas de Valencia qué buenas o (la biblioteca de) Alejandría, de Alejandro y los vaqueros y los elefantes y los hospitales y las enfermeras y el suicidio asistido, de hijas sin padre, la busca, siempre, y hombres como niños, el sustituto, la palabra y/o la vida.
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento.
Margarita, te voy a contar
un cuento.
Muñecas rusas.