La estructura política de los osos polares eso es todo.
Mucho mejor que El laberinto del fauno, y que los animales de compañía esos raros bromuro cloroformo.
Bastante aburrida y bonitilla de ver, un pastiche o revoltijo cajón de sastre chungo psicodélico muermo de andar por casa con la bata y las pantuflas algo tal vez dickensiano por decir algo no malo, con las ideas claras, magisterio versus librepensadores, niños santos inocentes y/o contra malvados adultos revenidos, que no se deja ir demasiado ni desordena del todo nunca y que apunta muchas cosas o maneras ideas a bote pronto que siempre quedan en la superficie como mucho en la nada, se olvidan, de repente, un extraño, pero que bueno, aquí, como decimos, se deja acariciar, nana, acurruca, no molesta, es narcótica, blandita, estupefaciente, no interrumpe el sueño, al contrario, acompaña digna mañosamente la placentera y necesaria siesta, con donosura y saber estar, cumple con su cometido semoviente durmiente de sobra, sabe lo que hace, sin pega ni queja, gracias, la manta, el crucifijo y el orinal, descansa.
El mismo efecto que le hacía la Biblia a Fernán Gómez en aquella española obra óscar de la academia, sigue, sigue, lee, lee, no pares.
El polvo del camino es lo que tiene o incordia, el enemigo público número uno, ácaro, normal y lógico por otra parte que se acumule, siempre es necesario tener a mano una sirvienta o asistenta como dios manda, una empleada del hogar o criada o ama de cría o de casa, de profesión sus labores, una limpiadora o esclava o señorita de compañía o ama de llaves o institutriz o gobernanta o jefa o parienta cerca para lo que surja o haga falta, no es bueno que el hombre esté solo, por si las moscas, para que adecente y pase la mopa, pero tampoco hay que pasarse ni obsesionarse y llevarlo al (otro) extremo ni volverse un tiquismiquis o un loco pejiguero o un fanático o un misántropo o un monstruo o un nazi o un torquemada higienista míster proper que estas cosas las carga el diablo y acaban como el rosario de la aurora, que un día es una mota de polvo y al siguiente invades Polonia y palante, en plena guerra, contienda bélica, no conoces.
Y el daimon de Socrates como subterfugio o somormujo y un murmullo para que no falte de nada, le tiran a todo.
Yo también quiero uno, me lo pido.
Y un oso, el de DiCaprio en El renacido o el del Grizzly Man de Herzog o el de Annaud o el del Madroño o el ruso Misha o el del rey cazador famoso, el oso es eso, todo y también otro poco.
Ella, Nicole, es la reina mala, y la otra, la niña, es Blancanieves poco más o menos, por supuesto, me sacas de una duda, y Eva la bruja piruja qué rica qué buena, y Craig pasmado y Jacobi y Lee haciendo daño, asolando, tramando atrocidades en la sombra sin descanso.