En un mundo en el que "el único pecado es seguir pariendo" tiene lugar una preciosa historia de amor entre un hombre que regresa a su ciudad natal para morir y un adolescente, una historia de amor tan hermosa que no tiene cabida ninguna objeción moral a la clara atracción que tiene el protagonista, ya entradito en años, hacia los chicos jóvenes, sobre todo si tenemos en cuenta que la infancia en el lugar en el que transcurren los hechos es un periodo casi inexistente. "Entre
el pensamiento y la acción esta la civilización", dice Fernando Vallejo, pero allí donde no hay civilización - en el buen sentido de la palabra - tan sólo es cuestión de supervivencia.
Hasta ahora nunca leí nada de Vallejo, pero después de ver esta película pienso devorarme sus obras.