'The Guard' (me niego a usar el títul español tan pésimo) no es un peliculón, ni pretende serlo. Su mérito se basa en plantar a un personaje desagradable y que está de vuelta de todo, y ponerle de compañero a un tipo encorsetado y solemne. El ambiente pueblerino irlandés se encarga de darle encanto. En ese aspecto recuerda a 'Local Hero' (traducida por otro iluminado como 'Un tipo genial'), aunque esa transcurría en Escocia.

Otro punto a favor es lo humanizados que están los personajes. Los narcos charlan, se ríen y hacen comentarios sobre lo jodido que es su trabajo, de si merece la pena o no, etc., como cualquier hijo de vecino. No son los típicos narcotraficantes de película, siempre serios, tensos y viviendo a todo lujo. Otro ejemplo es que el policía sabe que a su madre le quedan unas semanas de vida. En lugar de hacer un drama, ya lo tiene asumido y se dedica a hablar con ella haciendo retrospectiva guasona de sus vidas y a darle alcohol sin que los médicos la vean. Detalles así son los que hacen la película más cercana, al menos en mi tierra donde las desgracias siempre las soportamos con resignación e ironía.

El desarrollo y el final también son más creíbles que en la mayoría de las películas de acción. No hay patadas voladoras, ni tipos que vencen a 5 a la vez a base de puñetazos, ni tipos que aciertan disparos a 50 metros, ni fantasmadas del estilo.

La película cuenta con un pivón de categoría, una eslovena (yugoslava) llamada Katarina Cas con
35 años durante el rodaje, que no han sabido aprovecharla. Unas escenas sensuales en ropa interior hubiese sido lo idóneo. Una maravilla así tiene que lucir palmito, hombre. Fue imagen de los cosméticos Max Factor, con eso os podéis hacer una idea.