Un gran plantel de estrellas no siempre significa una buena película. 'El sueño de Arizona' está llena de extravagancias, como si de un realismo mágico mal llevado se tratase. Está plagada de simbolismos extraños. Una voz en off te va desvelando las grandes verdades de la vida con frases llenas de grandilocuencia y retórica. Así que entre rarezas y sabiduría de bar no solicitada, llega a hacerse un tostón insufrible de dos horas y cuarto de duración.

La historia la protagoniza Johnny Depp, que pasa de ser un biólogo marino a vender cadillacs con su tío, para más tarde dedicarse a crear un aeroplano en casa de una mujer madura y su hija. Se forma entre ellos un trío donde el amor y el odio se entremezclan. Prácticamente toda la trama gira en torno a esa relación conflictiva.

Probablemente haya quien le encuentre significados varios a cada rareza, que esa voz en off le de explicaciones sobre su propia vida, y que esta película le resulte una delicia. Yo estoy ya demasiado mayor para fantasías de este calado. Cuando un besugo revolotea alrededor de un cadillac no quiero tener que pensar si el besugo representa a Depp, o a las espectativas de volar de Depp, o a los sueños en general de Depp, o cualquier otra cosa.

Lo único que me ha gustado ha sido el guiño a 'Con la muerte en los talones'.