Muchos pueden sentirse tentados de considerarla una obra sobrevalorada, pasto de frikis o de nostálgicos, pero en mi opinión encarna perfectamente cual es el lugar de Carpenter en la historia del cine, y por otra parte es un perfecto entretenimiento. No hay que olvidar que con la salvedad de "La cosa", que tiene una factura fantástica, todas las películas de este director se han movido, en el mejor de los casos, en la serie B, con precariedad de medios, actores no siempre de primera línea, etc. Sin embargo, Carpenter puede considerarse un genio porque ha sabido envolver sus tramas, sus escenarios y sus personajes de un aura mítica mezcla de cariño, ironía y, sobre todo, un macarrismo no disimulado, de modo que películas que en principio eran carne de estanteria de video-club han acabado por ser pequeños clásicos. En este caso, tenemos una estética próxima a Mad-Max, un punto de partida con gancho en un futuro cercano, tiros, carreras y, sobre todo, un personaje para la historia, Plissken el Serpiente, que ya forma parte del imaginario colectivo. Si es usted un purista al que no le gusta la ciencia ficción, la acción macarra con sentido del humor o todo lo que no tenga una factura técnica con standard Spielberg, pues quizás pierda el tiempo, pero para el resto yo creo que merece la pena verla al menos una vez en la vida.