No es una obra de arte o una muestra máxima de lo que el talento japonés pueda ofrecer; cuando lees la sinopsis, te encuentras con ideas fuera de lo común, apoyadas por teorías de psicología muchas veces utilizadas en reality shows que predisponen a los elementos sujetos de entretenimiento. Los 40 sujetos en una isla buscarán supervivencia ante sus propios compañeros, marcado por las reglas del juego.

Aquí saldrán a relucir los psicópatas, cobardes, ilusos, astutos, inteligentes, rencorosos, solidarios, tontos, desconfiados, enamorados, y un sin fin de personajes más por describir, todos reafirmando su perfil de vida que los hará triunfadores, perdedores o mediocres.

Y la crítica otra vez no la favorece del todo; unos afirman que por ser de Japón es considerada como buena; otros detractores más, la desbaratan y posiblemente apoyen otros guiones incoherentes con riqueza en imágenes y colorido (como olvidar Kill Hill Vol. 1 y a la Bella Uma Thurman luchando contra decenas de monos).

Cuando comenzó el filme, efectivamente te atrapa; te preguntas ¿Cómo le habrá hecho el director para abordar en 1:50 minutos, 40 personajes en tres días? ¡Son demasiados! Y pues como han dicho, la obra original la comprimieron y solo quedaron esbozos de la personalidad de cada miembro del grupo. Las actuaciones son dispares; el móvil que da inició al juego muy locuaz; algunos finales como por requisito y no perder la cuenta de cuantos faltan por morir en el juego; en fin, tiene su talón de Aquiles por donde todos apuntamos y tiramos.

Yo me quedo con el experimento psicosocial: Que hacen 40 sujetos, por sobrevivir ¿Matar, perdonar o abandonar el juego sangriento?