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México México · México Distrito Federal
Voto de Coleccionista Visual:
6
Terror Después de la muerte de su tía, su sobrina se convierte en heredera de la vieja casa con la condición de cuidar a la mascota de la tía, Becker un gato negro; ella se muda a la casa junto a sus 3 amigas. Días después el gato aparece misteriosamente muerto en el sótano y cosas extrañas comienzan a suceder en la casa. (FILMAFFINITY)
5 de mayo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraño remake que bajo el mismo título de la de 1975 «Más negro que la noche» de Carlos Enrique Taboada se produce cuarenta años después, con nuevos datos en el guión, detalles en dirección de arte acentuados por fx, y una estructura que trata de apegarse a lógicas de las cuales primera versión prescinde.

Una vez más al contemplar una nueva versión de las obras de este director, se retoma el argumento general y para este caso el gato, una difunta y su ama de llaves y cuatro mujeres que ocuparán la casona heredada por una de éstas, serán el hilo conductor hacia una progresión de eventualidades que al género de horror corresponden.

En los últimos 10 años, cada director que ha intentado evocar las creaciones de Taboada sucumbe a la comparación con la mala nota —incluso la presente fue desafortunada con la crítica implacable—, mas al no ser una copia fiel suscitan ese interés necesario para descubrir la reinterpretación de Henry Bedwell, —al que seguramente le tocó la transmisión de éstas en incontables ocasiones por el viejo canal de las estrellas—, para hoy decidirse a la realización de «Más negro que la noche», una película vieja en tiempo, pero latente en el recuerdo de generaciones no tan longevas.

Para la crítica especializada la película no alcanza mejores adjetivos, no obstante al incorporar una historia alterna, es donde radica su mayor acierto. Almas del pasado trascendentes a la línea del tiempo, en búsqueda de subyugar el fracaso a través del castigo entre los del presente, actualmente como tendencia que puede o no funcionar, muy en boga en las cintas de este género.

Para la versión de este director hay licencias en el perfil psicológico de las mujeres, éstas abandonan el esbozo del defecto y son insolentes, desleales, cínicas, hipócritas, inapegadas y hasta adictas, todas al acecho de la comodidad y la despreocupación a través del tercero —algo muy frecuente con las nuevas generaciones—, donde el hedonismo pareciera embarrarlas y les permitiera notarse cabizbajas y mucho menos humildes. Personajes trazados sí muy superficialmente, que empañados por la indecisión del director y la línea comercial, a su vez moralina de la productora, no terminan por mostrar abiertamente características complementarias de la psicología de las ahí presentes, dejando entrever lesbianismo o gusto por el sexo muy sutilmente, sin permitirles mayor juego dentro de la trama.

La elección del reparto también pareciera un punto débil y coartado por quienes se encargan de poner los dineros: a la cabeza y para no perder costumbre las chicas televisa, la dupla Zuria-Louvier, ambas tibias, anodinas y sin matices; seguimos con una española forzadísima en el papel de Vicky, con registros erróneos en el susto o la angustia; el contrapeso lo da Sanz junto con Ibarra, la primera generando tensión con una actitud hosca y desconfiada, mientras que la segunda consigue bajar la incertidumbre por momentos, dados los parlamentos de Pilar, quien es desparpajada y que sabe darle entonación al humor negro que le caracteriza.

Pareciera que de noche todos los gatos son pardos, hoy Henry Bedwell si no hace un trabajo de excelencia dada su disparidad en muchos aspectos, entretiene y podría superarse cuidando al máximo detalles que se le fueron de las manos en esta ocasión en su próxima película.

Buena fotografía, dirección de arte y efectos especiales...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Coleccionista Visual
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