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Voto de Juan Marey:
8
Intriga. Thriller Joey Fane, un niño de diez años, regresa a casa después de haber pasado una temporada en un colegio especial, al que fue enviado tras matar a su hermana pequeña. Desde su llegada, se dedica a hacer la vida imposible a su familia, en especial a su niñera, a quien llega a acusar de intentar matarlo. Todo indica que Joey sigue gravemente perturbado. (FILMAFFINITY)
2 de enero de 2024
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A mediados de los 60, la veterana actriz Bette Davis vio relanzada su carrera gracias al gran éxito de la magistral película de Robert Aldrich “Qué Fue de Baby Jane” (1962), cuya terrorífica actuación demostró que seguía en forma para sus clásicos papeles de mujer perversa, aparte de conseguir otra nominación al Oscar, Bette Davis inició una nueva carrera en películas de un marcado tono sórdido, en consonancia con el referido film, primero hizo “Su propia víctima” (1964), dirigida por su antiguo compañero de reparto Paul Henreid, y luego Aldrich de nuevo la puso al frente de “Canción de cuna para un cadáver” (1964), fue entonces cuando la Hammer se interesó por ella para interpretar la estupenda película que hoy nos ocupa “A Merced del Odio” (1965).

La película se basa en una novela de Evelyn Piper, la misma autora del libro del que parte la fascinante “El rapto de Bunny Lake”(Otto Preminger, 1965), y que en realidad es el seudónimo bajo el que se oculta la escritora norteamericana Merriam Modell (que no es sino otro seudónimo, siendo su nombre de nacimiento Miriam Levant), la adaptación a guion la realizó Jimmy Sangster, quien por lo general escribía los libretos de este tipo de intrigas para la Hammer. Para dirigirla se reclutó a Seth Holt, quien para la Hammer ya había realizado “El sabor del miedo (1961)”, y que volvería a colaborar con ellos en la póstuma “Sangre en la tumba de la momia” (1971), durante cuyo rodaje murió, siendo sustituido por Michael Carreras, Holt provenía del campo del montaje y había trabajado en muchas de las míticas comedias de la productora Ealing, pero también participó como segundo ayudante de montaje en esa obra maestra del terror que fue “Al morir la noche” (Alberto Cavalcanti, Charles Crichton, Basil Dearden, Robert Hamer, 1945), como director, aparte de rodar algunos capítulos de la emblemática serie “Cita con la muerte” (1960-1962), filmó algunas películas policiales muy interesantes, y es sin duda una figura que aún debe ser valorada en la verdadera dimensión que le corresponde.

Última película de la Hammer en blanco y negro, el tratamiento visual de “A merced del odio” ofrece una potencia arrebatadora, no solo por la elegancia de su monocromatismo, sino por el apasionante uso de la profundidad de campo empleada y la utilización de muchos encuadres con picados y contrapicados, juegos de perspectiva o imágenes partidas por los muros de la vivienda, todo esto consigue crear ese tono tétrico y elegante al mismo tiempo, sobre todo en las escenas nocturnas más tensas. Una película que marca, que impresiona, que fascina por la terrible crudeza con la cual se presentan en escena los actos más horribles y que atesora imágenes y escenas en su celuloide que quedarán indeleblemente grabadas en la mente del espectador, una exquisita muestra del mejor cine de la década de los sesenta que además cuenta con una inconmensurable Bette Davis en absoluto estado de gracia, la actriz hace una interpretación extraordinaria, una de sus mejores actuaciones, al menos en la etapa madura de su carrera, la intensidad de su mirada, magnificada por sus grandes y expresivos ojos, y el rictus ligeramente crispado de su rostro, sugiere que algo muy desagradable se oculta bajo su correcta apariencia, destacando la frialdad que muestra en muchos instantes, sobre todo al final, con esa mirada de soslayo y por encima del hombro totalmente aterradora.

Una de las grandes películas de la Hammer, un plato exquisito que debe degustarse con tranquilidad y calma.
Juan Marey
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