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España España · Valencia
Voto de Tonib:
2
Fantástico. Acción. Aventuras. Comedia. Romance El Dios del Trueno (Chris Hemsworth) emprende un viaje que no se parece en nada a lo que se ha enfrentado hasta ahora: una búsqueda de la paz interior. Pero el retiro de Thor se ve interrumpido por un asesino galáctico conocido como Gorr el Carnicero de Dioses (Christian Bale), que busca la extinción de los dioses. Para hacer frente a la amenaza, Thor solicita la ayuda del Rey Valkiria (Tessa Thompson), de Korg (Taika Waititi) y de su ... [+]
15 de julio de 2022
28 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la época del Hollywood dorado, los ejecutivos de las distintas productoras se jugaban su carrera en cada proyecto. Era necesario, por tanto, que hubiera una conexión total entre lo que el público quería y lo que se le ofrecía. Entretenimiento y calidad se conjugaban para conseguir unos fines claros: ganar dinero, contentar al público y acceder a los premios académicos que les daban prestigio.

Hoy en día, por contra, todo esto ha cambiado: los ejecutivos de las grandes compañías son ideólogos que pretenden imponer sus gustos a los demás, a esa masa amorfa a la que consideran retrógrada si no se adapta a las cánones que esas élites de universidades privadas y carísimas consideran correctos. Sí, es verdad, a veces el público se resiste al cambio acelerado; por eso les es tan necesario deconstruir primero todo el universo de mitos e ilusiones con los que esa masa caduca y antigua de la que formo parte embellece la realidad; así, destruidos todos los asideros individuales, el universo mental será reconstruido por estos déspotas ilustrados que, siguiendo el camino de aquellos pelucones empolvados del siglo XVIII, afirman eso de "todo para el pueblo, pero sin el pueblo".

Y todo es así por la carencia absoluta de presión que tienen estos ejecutivos por conseguir beneficios. Las productoras de cine ya no son negocios independientes, sino que forman parte de consorcios mundiales, que igual integran intereses de la industria armamentística, de la extracción de petróleo, de extrañas fundaciones filantrópicas y también de esto raro de las películas. Todo está integrado en empresas de gestión e inversión, que pueden permitirse pérdidas en alguna de las partes de sus negocios, siempre que eso les sirva para imponer su negocio global, sus puntos de vista y principios que les permitan venderse como auténticos filántropos de la humanidad.

Eso ya es Disney: una división ideológica cuyo fin es destrozar los viejos mitos para imponer los nuevos. Y esos nuevos mitos no deben ser arquetípicos y antiguos, sino convenientes. Por ello, Thor debe deconstruirse, debe ser atomizado para regenerar cada partícula y construir un Thor nuevo y admisible. Destrozado el personaje, el más solemne del universo Marvel, queda solo material maleable que ya puede ser cualquier cosa. Sin gracia, sin cine, sin guion, sin nada. La pendiente cinematográfica en la que se embarcó Disney empeora en cada película. Como alguno ha comentado, la parodia del género es ya el fin del género. Quizá, como en el meme, igual queda alguno en Disney que se pregunta: ¿Y estáis seguros de que todo esto sirve para que más gente vea la película? Película, ¿Qué película?, le contestarán. Como si les importara.
Tonib
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