Aunque hoy en día está más perdido rodando secuelas de ‘Alien’, hubo un tiempo en el que Ridley Scott no se planteaba dudas existenciales y era capaz de rodar películas al más puro estilo policíaco y que parecen del montón, pero a las que él mismo sabe dar su toque (no en vano, esa estética la utilizaría años después en una de sus obras cumbre, ‘Blade Runner’).

Con un guión lleno de tópicos, pero con el estilo visual del señor Scott (la lluvia, las luces de neón) y la ayuda de la gran fotografía de Jan de Bont, ‘Black Rain’ nos cuenta la historia de Nick y Charlie, dos policías de la ciudad de Nueva York que se ven envueltos en una oscura trama que involucra a la mismísima yacuza japonesa. Tiene treinta años y la vi hace tiempo, pero todavía a día de hoy la recuerdo por su acción (esos tiroteos, esos motoristas), por su tono y por esa muerte que me puso los pelos como escarpias (no revelaré más).

Aunque tenemos “encasillado” a Michael Douglas como el pijo trajeado y rodeado de dinero de ‘Wall Street’ o ‘The Game’, aquí sorprendente para bien con un papel de tipo duro. Es una lástima que el guión no aproveche más el enigmático rol de Kate Capshaw, que termina siendo la “chica guapa” y poco más. Andy García simplemente está como el poli bueno que acompaña al malo, que luce corbatas extravagantes y que, de vez en cuando, cuenta algún chiste. Ya os dije que el guión era bastante normalito.

‘Black Rain’ es una cinta entretenida, quizás un producto menor dentro de la filmografía de tan afamado director, pero que, aún así, es capaz de sacar algo distinto y dejar sello.

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