Aunque la sensación final que me ha dejado ‘Embarazados’ ha sido buena, tiene un problema gordo al querer venderse como una comedia con momentos disparatados que no están acorde con el tono general de la película.

Sinceramente, ‘Embarazados’ funciona mejor cuando se olvida de que tiene que hacer gracia. Es cierto que está Paco León y que con eso ya parece que tiene que ser una comedia, pero lo cierto es que León está tremendamente soso, quizás despistado por culpa de la dirección de Juana Macías. La que está tremenda y se come la pantalla con dulzura y simpatía es su compañera de reparto Alexandra Jiménez, un portento que algún día recibirá el reconocimiento justo.

Si quitamos esas pequeñas idas de olla, ‘Embarazados’ funciona mejor como un drama romántico sobre dos personas que tienen una gran pregunta en frente: ¿formamos o no una familia?. Es cuando llegan las complicaciones, los malentendidos, los momentos románticos y los que son, simplemente, divertidos.

Los más jóvenes, esos que no se preocupan por estas cosas, seguramente saldrán defraudados esperando más coñas pero si el espectador se encuentra entre los treinta y los cuarenta años de edad seguramente disfrutará de las peripecias de los protagonistas.

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