No he podido evitarlo. Desde que oí hablar de ellos, un día cualquiera en el telediario, no he dejado de pensar en que el mundo se va al garete. Por eso, al conocer la existencia de este documental en Netflix, me he visto en la obligación de poner rostro a las iluminadas mentes que hay detrás de este movimiento.

Parece increíble pero, en plena era de la información y la tecnología, ahora que somos capaces de saber muchas más cosas en tiempo real que cuando nuestros padres o abuelos eran jóvenes, resulta que somos mucho más escépticos con todo. Somos capaces de cuestionar aquellos datos contrastados y corroborados para crear incertidumbre y conspiración.

Eso es lo que he sacado en conclusión de este documental, interesante hasta que ves la calaña que hay detrás (a partir de ahí, decrece el interés haciendo que el documental se haga un poco largo). Los llamados tierraplanistas son gente sin apenas estudios, que son capaces de mezclar churras con merinas y pensar que la NASA nos quiere engañar, mofándose de ellos en sus propias instalaciones.

Son los mismos que no creen en la escuela pública o en las vacunas, unos iluminados que, a pesar de que les sale mal un experimento final que echaría por tierra sus creencias, siguen en sus trece, obcecados con tener la razón. Lo que más pena no es que sean cuatro o cinco, sino que hay bastante gente detrás.

Merece la pena echarle un vistazo y preguntarnos en qué rumbo va nuestra civilización.

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