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Voto de cine con palillos:
10
Acción. Ciencia ficción. Drama Ong Bak es una estatua legendaria de Buda que se halla en el templo de Nong Para-du, en la Tailandia rural. Los aldeanos creen que los poderes mágicos de Ong Bak les protegen de todo mal. Un despiadado gánster roba la cabeza del buda dejando al pueblo totalmente desprotegido. Sus habitantes buscarán a un guerrero para recuperar el buda y enfrentarse a la banda de gánsters, encontrando a Ting, un huérfano criado en el templo, y alumno de ... [+]
19 de noviembre de 2016
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Cuando el maestro le dice a su alumno: "Te enseñé el arte del Muay Thai, ahora te pido que nunca lo uses" ya podemos vislumbrar qué esperaremos: mucho pero muchísimo Muay Thai.

Esta frase, que funciona casi como un sello de garantía, genera de inmediato expectativas. ¿Estaremos frente a una magistral película de artes marciales? La verdad es que sí. Y no solo por la gran habilidad de Tony Jaa (que realmente es sobrenatural; ¡piensa con las piernas!) si no además por contar con una historia y estructura si bien, pero bien cliché y propia de este tipo de películas (la búsqueda de lo sagrado, el compañero cretino y codicioso, la bella jovencita, el guerrero que prometió no pelear, el maestro sabio, etc.), contamos con un sabor distinto. No escuchamos gritos tipo Bruce Lee, ni tampoco tenemos a un estúpidamente torpe y bufón Jackie Chan dando cátedras coreográficas. No. Tony Jaa es impresionante. Que manera de patear, saltar, definir cada movimiento…

La trama es la siguiente: un pueblo pobre de Tailandia está próximo a celebrar una festividad importante. Se trata de la adoración a su Buda Ong bak. A pocos días de comenzar, unos delincuentes roban la cabeza de la estatua, dando paso a una frenética búsqueda para recuperarla.

Ting (Tony Jaa) será el encargado de ello, y para eso, busca la ayuda de un coterráneo que vive en la ciudad. ¿Conseguirá la ayuda que necesita? Es aquí cuando comienzan los problemas.

Prachya Pinkaew nos regala una película interesantísima que explora los rincones tabú de Tailandia: las peleas ilegales y mafias de apuestas. Adrenalina y patadas. Personajes con carácter, coreografías para pararse del asiento y ponerse a aplaudir.

Por lo demás, como buena película de acción, las escenas de persecuciones son un ingrediente infaltable: sujetos llevando un vidrio, un mercado lleno de pescados… lo típico. Pero con una narración tan humorística y a la vez con tanta destreza, agilidad y precisión, que cuesta creerlo. Para retroceder y verlo de nuevo.
Ong bak es un deleite. Estamos frente a un peliculón absorbente y entretenido. Promete acción, suspenso y algo de humor; lo logra con creces. Obligatoria.
cine con palillos
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