"Nosferatu el vampiro de la noche" es una versión del de Marnau y, en cierta medida, se mueve con los mismos supuestos de la leyenda gótica de los chupasangres que son inmortales siempre que se les alimente de sangre fresca humana. Sólo pueden ser repelidos con un crucifijo y eliminados con una estaca clavada en el corazón. El señor Conde se traslada a vivir a Holanda y allí funda una colonia de vampiros y vampiresas que, no es que sean malos porque chupen sangre, sino que empiezan a dominar el mundo extendiendo el Mal. Viendo al Conde interpretado por K. Kinski le entran a uno ganas de hacerle un guiso de sangre encebollada que estaría de rechupete, tal es el grado de anemia que tiene el señor de Transilvania y el resto de los vampiros de la colonia holandesa. Independiente de estos convencionalismo de la novela gótica, la verdad es que en estos momentos lo único que produce miedo no son los muertos vivientes sino la declaración de Hacienda si te sale a devolver. Por lo demás, vean la película, ya que si no les asusta el Infierno, por lo menos que les llene de compasión la delgadez de Nosferatu y sus uñas. Debería ir a la pelu y al médico antes de que impongan el copago sanitario.