En San Petersburgo, en tiempos del zar, una medium llamada Olivia Reed, congrega al público en un espectáculo de espiritismo. El detective Sergey Rostov, encargado de perseguir a un cruel asesino en serie, cree que el número de la chica es una estafa, pero poco a poco se dará cuenta de que Olivia realmente tiene poderes y está directamente involucrada en el caso que está investigando.

Ejemplo de cine ruso comercial que empezaba a despuntar antes de la guerra de Ucrania. En España se estrenó en junio de 2021 y no tuvo mucho éxito. No destaca por su originalidad, pero resulta entretenida. Sus 90 minutos pasan muy deprisa entre secuencias de acción y asesinatos truculentos.

Quizá hubiera sido deseable más metraje para que los personajes mantuvieran diálogos más elaborados. Para ritmo atropellado, el prólogo a lo “Tomb Raider” en la ciudad perdida, que podía haber estado mucho mejor.

La escenografía es correcta, la atmósfera inquietante y se disfrutan los exteriores de San Petersburgo, aunque yo hubiera querido más. Lo más destacable es el protagonismo de la actriz británica Daisy Head, un rostro expresivo y con personalidad. Su sesión de espiritismo, con vestuario y maquillaje espectaculares, es de los momentos que más se recuerdan.