Se supone que es una precuela de Perdida. Comparada con ella, lo que pierde de singularidad nacional (aunque Perdida tampoco fuera un oasis de argentinidad) lo gana en plantear pistas que realmente le permitan al espectador resolver el caso. No es el mejor planteo de policial del mundo; pero por lo menos en ese sentido funciona. Otro factor que creo que ayuda a la hora de presentarle un desafío medianamente entretenido al espectador es que esta vez se muestra prácticamente todo desde la perspectiva de Pipa y vamos averiguando las cosas con ella en vez de tener salpicados otros relatos de otras líneas temporales desde la pespectiva de vaya uno a saber quién.

Si en Perdida teníamos al elenco menos pensable para esos roles (salvo Rafael Spregelburd) pero a pesar de todas sus limitaciones, conseguían interpretar a sus personajes pasablemente bien; acá tenemos a un elenco que a primera vista parece mucho más afín a los roles que interpretan pero que está totalmente desaprovechado. Y para contribuir con la inverosimilitud de las actuaciones, los diálogos parecen estar escritos en un falso español latino.