La verdad es que no tengo palabras para definir lo nuevo de uno de los mejores directores de la historia del cine. Y lo digo porque en este 2008 que ya acaba, nos ha regalado dos peliculones que todo buen amante del cine tendría que ver si o si. No hay más, que quieres ver una historia real sobre una madre a la cual le raptan al hijo y la policía le da otro. Pues vete a ver El Intercambio. Que quieres ver una actuación portentosa de un hombre que a los 78 años que tiene está en plena forma. No hay duda, entonces tienes que ver Gran Torino. Porque está película se puede decir que tiene tres géneros, uno es el drama, dos la típica Buddy movie con toques cómicos realmente logrados, y tres, porque tiene ráfagas de cine de acción. Muy pocas, pero las tiene. Lo mejor de esta película es que empieza de forma muy dubitativa para remontar el vuelo de una manera implacable que te absorbe por completo y no quieres que se termine. El personaje de Clint ya es otro cantar, aunque la película sea un lucimiento para el (que lo es) esta justificado en todo momento. Porque Walt Kobalski es un amargado que acaba de perder a su mujer (esto no es spoiler, la primera escena comienza con el funeral de su esposa) y al que todo lo que le rodea, le asquea. Odia a sus vecinos y para colmo, uno de ellos le quiere robar su impresionante Gran Torino del 72. Hay quien dirá que esta película es inferior que el intercambio o que es una obra menor dentro de su extensa a la par que brillante filmografía como director e interprete. Gran Torino se convierte en un clasicazo nada más acabar. La música es estupenda, los secundarios solventes, y sinceramente el Oscar al mejor actor se lo tendrían que dar. A Clint Eastwood. Por hacer Gran Torino. Por hacer un personaje memorable. Por permanecer joven cuando tu cuerpo dice lo contrario. Por todo eso, gracias Clint.