De lo mejorcito de esta pareja inolvidable en el mundo del celuloide.
Buen western, con toques de humor magistrales (incluso sin ellos la peli sería buena).
El principio es memorable, con la magnífica banda sonora de Morricone de fondo, y Trinidad (la mano derecha del diablo) demostrando ya desde el inicio su peculiar carácter vago, pasota, despreocupado (lleva un kilo de mierda encima), a la vez que encantador y gracioso, acostado en la pseudo-camilla que se fabrica para ir durmiendo arrastrado por el caballo. No se inmuta ni al pasar por un río. La escena siguiente, comiéndose una cazuela de judías entera casi sin respirar, fabulosa.
A partir de aquí, la historia va siguiendo su curso normal, sin sobresaltos, con los típicos malos muy malos, y los buenos, que no lo eran tanto, ya que eran forajidos buscados por la ley, demostrando que en el fondo si son muy buenos. Esta simpleza del guión, aderezada con unos cuantos buenos gags humorísticos (incluídas las famosas escenas de pelea multitudinaria), y la relación de incompatibilidad de carácteres de los protagonistas, a la que se le saca mucho jugo, dan como resultado una buena película apta para cualquier espectador que tenga ganas de pasar un buen rato entretenido, soltar algunas carcajadas, y no calentarse mucho la cabeza.
En definitiva, muy recomendable incluso para los que no són aficionados a las películas de estos dos granujas.