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España España · Santander
Voto de Juan Pini:
9
Drama. Comedia A finales de los años 70, tres mujeres exploran el amor y la libertad en California al tiempo que un adolescente experimenta el paso a la madurez rodeado por estas mujeres, su madre y dos amigas, que le marcarán para siempre. El año es 1979. En Santa Bárbara, Dorothea Fields (Annette Bening) es una enérgica mujer soltera y cuya mayor preocupación es la educación de su hijo de 15 años, Jamie (Lucas Jade Zumann), en una época de rebelión ... [+]
14 de diciembre de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
…y del siglo XXI, porque aunque esta película esté ambientada en la California de 1979, las cuestiones que toca son universales y traspasan las barreras temporales y geográficas, al menos en lo que llamamos "Occidente". Puede que a finales de los 70 existiera un abismo cultural y sociológico entre España y los EE UU (probablemente la “familia” de Dorothea/Annette Bening nos hubieran parecido marcianos) pero en la actualidad lo que vemos en la pantalla sería perfectamente extrapolable a nuestro país, nuestro tiempo y nuestras vidas. Quizá por ello esa ambientación quede un tanto desleída, máxime cuando las referencias —sobre todo musicales— que aparecen son de grupos que en España debieron de tener un seguimiento muy minoritario (salvo la cita de Talking Heads y alguna imagen de Ramones, poco más, y conste que soy coetáneo del adolescente Jamie). Lo mismo puede decirse de la caracterización de los personajes e incluso de los coches —modelos que en aquella época ya eran antiguallas—, como si se buscase deliberadamente la atemporalidad, y la ubicación de la historia en los 70 sólo fuera una herramienta para abordarla desde un futuro en el que ya se sabe cómo acabará todo, cómo pasará la vida sobre los personajes y sobre todos nosotros: bodas, hijos, divorcios, el fin del punk, la revolución conservadora, el sida, internet… y finalmente la muerte.

Estamos ante una excelente película que toma como punto de partida los problemas de comunicación entre una madre y su hijo adolescente (es imposible que no nos reconozcamos en cada escena los que hayamos sufrido tan “bonita” etapa) y acaba tocando las vidas de los personajes que como satélites orbitan alrededor de ambos: la artista que se aloja en la casa, la vecina que todas las noches se cuela en la habitación del hijo pero sólo lo quiere como amigo; el “compañero” de la madre, un ex hippie que convive con ella pero no parece implicarse en nada que no sea el bricolaje (la casa está en permanente reforma)… A medida que se profundiza en sus vidas se van poniendo sobre el tapete la maternidad, la adolescencia, la sexualidad (especialmente la femenina) y la liberación de la mujer; pero también la familia, el amor, la rebeldía, la insatisfacción vital en las sociedades opulentas, la incomunicación, el sentido de la vida… que surgen con naturalidad y un acertado uso del humor, sin intensidades impostadas ni profundidades de manual de autoayuda. A ello hay que añadir la interpretación de la protagonista, una Annette Bening que carga con gran parte de la película, del mismo modo que su personaje lo hace con las vidas de los que la rodean.

Y en cuanto a la factura formal, pulcritud y solvencia absolutas, con un manejo de la cámara como sólo los yanquis saben hacer, lo que no implica renunciar a ciertos elementos que se salen de la ortodoxia pero sin provocar dolor de cabeza en el espectador. Muy buena.
Juan Pini
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