Increíble que Rambo vaya a la guarida de los malotes que tienen secuestrada a su ahijada, dejándose ver a la primera por los guardianes y armado con una pistolita y un cuchillo. Un Rambo en otros tiempos capaz de colarse en un campamento lleno de militares rusos en Afganistán, no es capaz ahora de pegarsela a una panda de drogatas. Y que no me vengan con que Rambo esta ya demasiado viejo. No está viejo para corretear por los túneles subterráneos de su rancho. Ni para manejar explosivos que podrían hundir una manzana de pisos. Tampoco está viejo para ir a rescatar a su ahijada por segunda vez,tan solo 4 días después de que le apaleen.La escena en que prácticamente se entrega al cartel, cual Jesucristo, después de haber torturado sin contemplaciones a uno de los suyos, no tiene pies ni cabeza. ¿Quien piensa en salir vivo de esa?. Teniendo en cuenta la violencia de los carteles mexicanos, resulta incomprensible que después de la soberana paliza que le dan al principio, le acaben perdonando la vida. Es una lastima porque con un poco de imaginación, Stallone podría haber convertido a esta entrega de Rambo en una gran pelicula de accion, en vez de en una rutinaria historia de venganza.