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España España · ZARAGOZA
Voto de MAMBA NEGRA:
6
Romance Carlos (Noriega) es un guionista cinematográfico que se siente frustrado profesionalmente. Con 30 años, Irene (Jenner) no tiene claro qué hacer con su vida. Sobre ellos aún planean las sombras de sus antiguas relaciones: María (Salamanca) y Jorge (Gabino Diego). Cuando Irene se encuentra con Carlos en una librería-café, aunque no lo conoce, se acerca a él y le propone un juego: convertir sus anodinas vidas en una aventura. Irene es una ... [+]
5 de agosto de 2016
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para que mi jefe no me volviera a acusar de apático, esta semana fui el primero en levantar la mano en la redacción de habladecine. En cuanto nombró “Nuestros amantes” como primer estreno de la semana me mostré solícito e impetuoso para encargarme de su crítica. Yo creo que gané puntos. En el fondo subyacía la idea de que al ser una película interpretada por Eduardo Noriega, el número de espectadoras femeninas podría ser importante. Es la misma táctica que la de los pubs. Hay que ir a los que tienen de camareros a un montón de chavalotes jóvenes y musculados. En un bar con unas camareras de diseño solo te encontrarás decenas de clientes masculinos que van allí a husmear como perros en celo, mientras que en el de los camareros de portada de revista, la clientela será mayoritariamente femenina y allí hay que estar… por si acaso. Pero eso es otro tema. El caso es que creo que gané puntos. También influyó en mi decisión que el director de la película, Miguel Angel Lamata, es paisano mío, más o menos de mi edad y lo veía muy a menudo durante mi adolescencia en el Centro Natación Helios, club deportivo de Zaragoza en el que yo jugaba a tenis, a la pocha y bebía porrones, mientras él jugaba al ajedrez con aspecto de friki. Jamás tuvimos un contacto más allá del vernos con mucha frecuencia quizás porque no había feeling o no vivíamos en los mismos círculos. Yo lo veía como un solitario distraído y el seguramente pensaría de mí que era uno de esos pijos del tenis que se paseaba por el club con sus rizos al viento (¡qué tiempos aquellos en que tenía rizos! Es más, ¡qué tiempos aquellos en que tenía pelo!). Tengo que añadir que sus tres trabajos anteriores me parecen muy flojos: “Una de zombies”, “Isi & Disi. Alto voltaje” y “Tensión sexual no resuelta”. Pues bien, a pesar de todo esto que les cuento, en el fondo admiro a Miguel Angel Lamata y deseo de corazón que triunfe. No sé por qué. Será porque los dos llevamos tiempo sufriendo con un Real Zaragoza que nos da disgustos año tras año, será porque me parece encomiable haberse abierto camino en una ciudad que hasta hace pocos años estaba mucho más alejada de Madrid y de Barcelona que ahora, o será por un extraño e injustificado orgullo de pertenencia por el mero hecho de haber compartido un mismo espacio físico durante años.

El caso es que fui a ver “Nuestros amantes” con ganas y con animus gustandi, si me permiten que me invente un latinajo. Y tengo que reconocer que Lamata consiguió atraparme desde el primer plano porque, tratando de imitar lo que Woody Allen hace con Manhattan, el director aragonés convierte Zaragoza en el personaje principal de la película. Lo hace con un plano aéreo que nos muestra el Coso con el Teatro Principal y sus alrededores para ir descendiendo hasta la cafetería “La bendita” convertida en la película en una librería-café a la que entra Eduardo Noriega y en la que conoce al personaje interpretado maravillosamente por Michelle Jenner. A partir de ese momento poco me importa que la primera hora de la película se quede en una pueril imitación de los brillantes diálogos que Richard Linklater escribiera para Ethan Hawke y Julie Delpy en su excelente trilogía “Antes del amanecer”, “Antes del atardecer” y “Antes del anochecer”. A diferencia de estas, los personajes de “Nuestros amantes” recitan unos diálogos que, parece que Lamata escribiera cuando era joven entre partidas de ajedrez y que le parecieran tan brillantes que los haya tenido guardados para incluirlos en un guión en cuanto le fuera posible, pero que resultan forzados e irreales de manera que los actores parece que estén recitando en lugar de interpretando. Poco me importa también que Eduardo Noriega, Fele Martinez, Gabino Diego y Amaia Salamanca no consigan la naturalidad que alcanza Jenner en una milagrosa pirueta interpretativa. Poco me importa todo eso. Los planos de la Plaza de España, del Parque Grande, de la Calle Alfonso, de algunos conocidos restaurantes de mi ciudad…me cautivaron durante todo el metraje de la película hasta el punto de que en un momento dado se me olvidaron todos los defectos, todas las taras, toda la pretenciosidad de este trabajo ya que me sentí plenamente identificado con uno de los personajes y, por lo tanto, pensé que la trama me podía suceder a mí. Y no hablo de Noriega, ni de Jenner, ni de Martinez, ni de Diego. Hablo del personaje principal de “Nuestros amantes” que no es otro que la preciosa y luminosa Zaragoza, ciudad en la que vivo, de la que estoy enamorado y que, a pesar de que un año más tendrá al equipo de futbol en la segunda división, es una ciudad de primera, por sus calles, sus restaurantes, su gente, su cierzo, su Virgen del Pilar, su Río Ebro y sus famosos como Miguel Angel Lamata, aunque no consiga conectar ni con él ni con su obra.

LO MEJOR: El retrato de Zaragoza. (Tampoco me importa que haya photoshop)
LO PEOR: Los diálogos forzados y grandilocuentes.
MAMBA NEGRA
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