Si hasta ahora, el realizador Paul Greengrass, se ha especializado en películas de acción a las que ha sabido imprimir su sello característico, basado sobre todo en un montaje frenético y en el uso de cámaras al hombro. Sin terminar de alejarse de sus temáticas preferidas, en esta ocasión Greengrass nos ofrece una historia inspirada en hechos reales: el asalto a un carguero comercial y el secuestro de su capitan.

Tom Hanks encarna al citado capitan, el cual es víctima del ataque de piratas somalíes cuando está atravesando las peligrosas aguas cercanas al cuerno de África. Por si alguien tenía alguna duda, en este film Greengrass demuestra ser un director a tener en cuenta en especial por la eficiencia y la eficacia que demuestra. Lo primero de todo es el acierto en escoger el proyecto: partiendo de un contexto que es de dominio público como son los asaltos de los piratas somalíes, el realizador se fija en la historia personal vivida por Richard Phillips, hecho no tan conocido para la mayoría. Para llevarlo a la gran pantalla, Greengrass trata de ser lo más realista posible, rodando en un carguero real, y utilizando a actores semiprofesionales para encarnar a los piratas. Con este punto de partida, durante las casi totalidad del metraje, el espectador asiste a los hechos con el corazón en un puño, gracias a la forma que tiene de narrar la historia, sin rodeos, exponiendo la situación de forma rápida y concisa y apoyándose en la excelente composición de un Tom Hanks que ya no se prodiga tanto como antes, pero que demuestra su capacidad para echarse a las espaldas el film y de llevarlo a buen puerto.

Que nadie espere una una reflexión profunda sobre los motivos que empujan a unos pescadores a perseguir barcos de gran tonelaje, para pedir un rescate millonario, o alguna crítica hacia las autoridades que, de alguna manera, permiten esta actividad. Tampoco, pese al historial de su realizador, se deben esperar escenas espectaculares de acción, tiroteos, explosiones, etc. El realizador no abandona en ningún momento el tono de veracidad que quiere imprimir a las imágenes, aunque no por ello sepa ser contudente y efectivo cuando la situación lo requiere. A Greengrass le interesa mucho más mostrar la situación que se establece entre los piratas y el capitán del barco que pretenden abordar. En el fondo se trata de un duelo entre ambas partes que se decantará hacia el lado que mejor sepa gestionar la astucia, la inteligencia y sobre todo la experiencia y la profesionalidad. Un duelo en el que al final no hay héroes sino supervivientes. Aunque Hanks está muy bien, no todo el mérito es suyo.