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Voto de Sibila de Delfos:
6
Drama Basada en la extraordinaria trayectoria del padrino del soul, la película se adentra sin temor en la música, la vida y los estados de ánimo de James Brown, guiando al público en un viaje desde la dura infancia del cantante hasta que se convierte en una de las figuras más influyentes del siglo XX. (FILMAFFINITY)
11 de diciembre de 2014
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Johnny Cash, Ray Charles, Elvis Pesley, Edith Piaf, Little Richard, Frankie Valli & The Four Seasons, Iggy Pop, Bessie Smith, Serena, John Lennon... el cine, venga de Hollywood o de Europa, no se cansa de producir biopics sobre algunos de los músicos más celebrados de la historia reciente. Una larga lista a la que próximamente se seguirán sumando nombres como los de Freddy Mercury, interpretado por Ben Whishaw (en sustitución del inicialmente previsto Sacha Baron Cohen, quien, por cierto, hubiera sido seguramente el perfecto Mercury visto su parecido físico con la voz de Queen y su excelencia y versatilidad como cantante, más que probada en Sweeney Todd y Los Miserables) o Whitney Huston, a quien dará vida la actriz Yaya DaCosta.

El biopic es ya prácticamente un género en sí mismo que suele dar como resultado películas muy interesantes para los seguidores del artista en cuestión, algo menos atractivas para los que no entren dentro de esa categoría y correctas en su devenir a pesar de su enorme previsibilidad y rendición ante los tópicos y la emotividad más simplista. Pero sobre todo suelen ser un trampolín de fama y premios para aquellos actores y actrices que les dan vida en la pantalla, pues ¿qué puede haber más jugoso que encarnar las luces y sombras de un artista genial y a la vez controvertido? Las vidas tranquilas y corrientes no interesan al cine. Son aquellos personajes de incuestionable talento pero alma torturada los que conmueven a las audiencias, interesan a los estudios y hacen la boca agua a los intérpretes. Y si no que se lo digan a Jamie Foxx, Marion Cotillard, Resee Witherspoon o Joaquin Phoenix, sin irnos más atrás en el tiempo.
Todas estas características las encontramos en "I feel good", dedicado a la vida y obra de James Brown, conocido como el "Padrino del Soul". La película de Tate Taylor, aún saboreando las mieles del éxito de "Criadas y señoras", cumple fielmente con todas las características del biopic cinematográfico y obtiene también los mismos resultados que otras películas similares. Es decir, entretiene en mayor o menor medida, alaba la contribución profesional del personaje al acervo cultural (la música, en el caso de Brown) y no solo no elude los temas espinosos de su biografía, sino que los potencia. El guión de Jez y John-Henry Butterworth no esquiva las muchas sombras de la personalidad de Brown y nos lo presenta desde la excelente secuencia inicial en la que increpa, escopeta en mano, a algunos clientes de un centro comercial, como un hombre lleno de vida y talento y con una presencia escénica magnética, pero a la vez atormentado por la difícil relación con su progenitora (una estupenda Viola Davis; ver la última conversación entre madre e hijo), irresponsable en sus relaciones, de carácter difícil y adicto a las drogas. El balance final de la propuesta, trufada de los mayores éxitos musicales del artista en forma de diversas actuaciones en vivo, es ciertamente correcto, pero muy irregular en su interés. La principal razón es su estiradísima duración, más de dos horas y cuarto que terminan por hacerse pesadas una vez la narración se pierde en innumerables anécdotas profesionales y personales de Brown. La recreación de los Estados Unidos a través de las décadas de los 30 a los 80 es interesante y luce espléndida, así como la vinculación del personaje con los conflictos sociales y políticos de la época (ver cuando actúa en Vietnam o su actitud tras el asesinato de Martin Luther King), pero el ritmo es en muchas ocasiones demasiado lento y el interés no se mantiene como al principio.
Aun así hay momentos que merecen ser destacados, como todo el segmento en que Brown trata con Little Richard, elevado de categoría por la carismática presencia de Brandon Smith, o los flashbacks que narran la dura infancia y adolescencia de Brown y que son los momentos más logrados de la cinta (toda la primera hora en general es la más acertada e interesante del metraje). Pero si hay una razón por la que "I feel good" será recordada es por ser la arrolladora lección de fuerza interpretativa de Chadwick Boseman. Veremos qué tal se le da el fandom cuando se enfunde el heroico traje marveliano de Pantera Negra, pero por ahora Boseman ya ha demostrado que es capaz de manejarse en el drama a la perfección. Es él quien hace de Brown un personaje inolvidable en la película, lleva el peso de todo el metraje sobre sus hombros sin despeinarse y se permite interpretarlo en diferentes etapas de su vida sin que nadie le preste atención a su verdadera edad.
Un atractivo maravilloso para una película simplemente correcta.

Lo mejor: Chadwick Boseman, simple y llanamente soberbio
Lo peor: El ritmo es demasiado pesado en ocasiones, sobre todo en su segunda hora
Sibila de Delfos
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