Aunque algunas me gusten muchísimo, para mí la banda sonora es una parte secundaria de las películas. Sin embargo, la primera vez que vi esta, al oír la música que acompaña a los títulos de crédito, sospeché que iba disfrutar como una enana. No sólo me gustaba oírla, sino que me sugería el brío de la historia y el nivel de la cinta. Y no me equivoqué.

El protagonista, un marino que se enamora de la hija de un terrateniente, resulta un ser extraño en la región de su novia. No quiere vengar la humillación que le infligen unos idiotas que se aburrían de cuidar el ganado, no quiere montar en un caballo de genio endiablado en público, se niega a pelear delante de la gente cuando le retan. Y Gregory Peck lo borda como el falso cobarde.

La película trata de las falsas apariencias, el amor, la bravuconería, la terquedad, el odio, las dificultades para entenderse, la capacidad de cambio...