A pesar de que no me convencía de antemano y de que, además, me habían hablado fatal de ella, me animé a ver Max Payne en busca de la sorpresa (o lo que fuera que esperara encontrar). Supongo que uno quiere ser fiel al principio de no criticar sin saber. Pues bien, ahora lo sé y lo voy a decir: Max Payne es un fiasco de principio a fin.
Por partes. Lo primero que llama la atención es que es una historia de venganza bastante tópica, pero a la que se le puede sacar muchísimo provecho con una mejor ambientación y unos personajes mejor trazados. Si hubieran tirado más por el camino de Sin City, acentuando la sordidez del ambiente y presentando personajes más atrayentes, Max Payne tendría la mitad del camino hecho. Pero aquí todo parece descafeinado, poco elaborado, salvo en algunas escenas de acción que parecen tener algo de nervio.
Partiendo del topicazo de la venganza, hay que procurar por darle algo de cuerpo a la historia, y de paso al protagonista. No podemos llamar a la película "Max Payne" y luego pasar de él, querer darle fondo con un par de frasecitas pretendidamente trascendentes y pintarlo como un huraño asocial. Y, desde luego, tampoco ayuda la inexpresiva actuación de Mark Wahlberg, que ni siquiera se acerca a mostrar algo del dolor y la obsesión que motivan a Payne. Si el protagonista vale poco y el resto de secundarios es aún peor, película al garete. Y a eso hay que sumarle la demencial y ridícula causa del homicidio de la mujer y la hija de Max Payne.
En fin, Max Payne naufraga por todos lados. Salvaría alguna escena de acción que me alivió un poco el sopor. El resto me aburrió soberanamente. Max Payne se siente como una película, en general, mal enfocada, mal planteada desde el principio.