Si vi Asuntos pendientes es porque de vez en cuando me gusta estar al tanto de lo que se cocina en el cine francés y porque también de vez en cuando te encuentras con una sorpresa. Además, Auteuil y Depardieu garantizaban buenas interpretaciones y el cine policiaco me gusta, aunque resulte cada vez más difícil encontrar algo nuevo bajo el sol en este género.
El caso es que comienzas a verlas y no te encuentras con nada nuevo, pero la historia tiene fuerza y los personajes son potentes. Al principio no terminaba de ver a Auteuil como poli de métodos sucios, pero su personaje va creciendo conforme pasan los minutos de una manera impresionante. Además, su duelo interpretativo con Depardieu es apasionante, de una dureza y una sordidez que enganchan sin remedio al espectador. Ambos son el mayor acierto de la película.
Pero, además, Asuntos pendientes cuenta con una buena historia, que no descubre nada nuevo pero que sabe cómo mantener pegado a la pantalla al espectador durante poco más de hora y media. Su ritmo es magnífico, su factura es sobria y efectiva y el resultado final es un buen thriller policiaco, con personajes consistentes bien interpretados, con una historia ya vista pero potente y con una dirección sólida. Una delicia para los amantes del género.