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Voto de José Barriga:
9
Drama Nader (Peyman Moaadi) y Simin (Leila Hatami) son un matrimonio iraní con una hija. Simin quiere abandonar Irán en busca de una vida mejor, pero Nader desea quedarse para cuidar a su padre, que tiene Alzheimer. Ella le pide el divorcio y se muda a vivir con sus padres. Nader no tiene más remedio que contratar a una mujer que cuide a su padre. Una negligencia de la asistenta provoca un conflicto de grandes dimensiones. (FILMAFFINITY)
19 de noviembre de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Farhadi nos cuenta en su película, como la vida de una u otra manera nos pone ante situaciones de incertidumbre y momentos en que debemos doblegar por lo justicia —versión eidética que por razones culturales y éticas el hombre considera como justicia— o por el egoísmo —circunstancias en donde podamos salir airosos sin importar la tragedia del otro. Pero como el hombre miente, y su instinto es la supervivencia, siempre éste optara por la corrupción de su moral y entonces cualquier tipo de inocencia será corrompida por la mentira, los señores —padres, reyes— de la casa perderán poderío y la estructura familiar se irá destruyendo desde adentro silenciosa y lentamente, como una especia de enfermedad terminal. Lo magnético, y lo que me seduce de Nader y Simin, una separación, es que su mirada es tan profunda, que escarba todo espacio relevante. La cámara de Farhadi a inicios del metraje, se pierde, se desvanece y entonces la ficción cobra vida. Nader y Simin, una separación, es un viaje intenso y agudo, que reclama y necesita un desenlace duro, soberbio y sin falsedades, como el que expone la película. No hay nada infantil en Nader y Simin, una separación, al contrario, el infanticidio es lo que propugna el filme, la mordacidad de la madurez y el realismo del crecimiento. Admirable filme que se establece desde ya, como una de las mejores películas del 2011.
José Barriga
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