El guionista de esta película se inventaba la trama a medida que la iba escribiendo, no existe otra explicación a tal despropósito. Mientras que ese mismo año, Tarantino dirigía una película sobre matones de la mafia intentando escapar de ese sórdido mundo con ayuda de una Biblia, aquí en España, Agustín intentaba lo propio. El problemas es que Victoria Abril, a pesar de hacer muy bien de borracha, no consigue sostener una historia que se pierde en desvaríos. Me parecía estar viendo un batiburrillo de drama hiperrealista de películas como Solas, un poco de pandereta y torero almodovariano en plan Hable con ella y el cine de gánsters mexicano al estilo del Mariachi.
El resultado es un engendro sin pies ni cabeza, sin emoción alguna y con un final penoso no, lo siguiente. Federico Luppi desprende menos emoción que ver a Vicente del Bosque desayunar magdalenas, la Barden aprovecha la historieta para darnos el coñazo con sus batallitas de roja libertaria y Victoria, hace lo que puede, que no es poco.
Otra sobrevalorada película del cine español, que fue muy aplaudida en su época pero que ha envejecido fatal.