Recuerdo como en el muy lejano año 1999 fui al cine a ver Asesinato en 8mm, una producción del recientemente fallecido Joel Schumacher, con Nicolas Cage y Joaquin Phoenix de protagonistas y que abordaba el peliagudo asunto de las Snuff Movies.

En su momento no me gustó nada el film, ya sea por algunas decisiones cuestionables o simplemente porque no me llenó lo suficiente y me dejó más bien tibio. Pues bien, con la triste noticia de la marcha de Schumacher y las opiniones positivas que he estado leyendo estos últimos días, he decidido darle una nueva oportunidad a este thriller de finales de los 90, el cual muchos aseguran que es un pequeño clásico de culto a reivindicar.

Una vez vista (de nuevo) puedo afirmar que, aunque no considero que sea la mediocridad que me pareció en su momento, sigo opinando que estamos ante un film menor, que desaprovecha demasiados elementos y que no sabe jugar bien la baza de las Snuff Movies, como sí supo hacer con sabiduría y maestría la maravillosa Tesis (una de las mejores películas españolas de la historia, por cierto). Pero vayamos por partes.

Nada que reprochar a la correcta dirección de Schumacher, ya que sabe captar los bajos fondos de la otra cara del porno, mostrando un submundo de difícil digestión. Por otro lado, quizás la película tarde un poco en arrancar y sus dos horas de duración son excesivas a todas luces. Fuera de eso, bastante bien, aunque no es de sus mejores trabajos.

Otra cosa es el guion, cuyo responsable es el mismo de la muy superior (y cult movie) Seven, y que se usó de manera vergonzosa para promocionar la película que nos ocupa como una secuela espiritual de aquélla. Para más pistas, el eslogan del póster: "Seven fue sólo en principio, ahora llega la culminación del éxito". Afortunadamente la gente está más informada hoy en día antes de ir al cine.

El caso es la película tiene un inicio prometedor, con el inicio de la investigación por parte del protagonista para verificar si realmente la película Snuff es verdadera o falsa, aunque todos sabemos la respuesta de antemano (o no habría película). Luego entra en escena esa especia de alivio cómico que es el personaje interpretado por un genial Joaquin Phoenix, que aporta algo de frescura al conjunto, pero que acaba siendo un recurso muy desaprovechado. 

El personaje principal, interpretado por un comedido y algo distante Nicolas Cage (prefiero cuando se desmelena, si es que eso es posible, vosotros ya me entendéis) es demasiado plano en un comienzo, aunque tiene su evolución en su particular descenso a los infiernos, haciendo que el señor Cage pueda desplegar su catálogo de registros (y caras imposibles), como debe ser. 

Y dejando a un lado las buenas interpretaciones (también por parte del resto de secundarios), la convincente dirección y algún par de apuntes interesantes, poco más queda, en un thriller que ya habría sido olvidado si el director no hubiese sido tan querido y los protagonistas fuesen absolutos desconocidos. Las cosas como son.

En conclusión, estamos ante un thriller fallido, que desaprovecha su idea inicial y que peca de rudimentario, siendo finalmente un producto olvidable y que no merece el estatus de culto que algunos parecen querer otorgarle. No es de los mejores trabajos de Schumacher, y si por algo puede destacar es por la divertida actuación de Phoenix. Fuera de eso, poco que rescatar. Una pena, aunque tampoco es una absoluta pérdida de tiempo. Ni tanto ni tan poco. 

Más críticas: ocioworld.net