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España España · mADRID
Voto de RARRA:
4
Intriga A lo largo de una fiesta, varias parejas de jóvenes ricos, amigos de la infancia además de socios de una compañía editorial, irán descubriendo, detalle a detalle, entre sus propias revelaciones, todas las explicaciones que rodearon la extraña muerte de su amigo más admirado, Martin, y del oscuro robo de un bono que valía una fortuna. Dos incidentes trágicos que han permanecido varios años sin aclarar y cuyos detalles salen a la luz en ... [+]
13 de mayo de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Curva peligrosa” es la adaptación cinematográfica de la obra teatral de J. B. Priestley “Dangerous corner” y que habitualmente se traduce como “Una esquina peligrosa”. Decir la verdad es tan peligroso como doblar a toda velocidad una esquina; es la afirmación de uno de los personajes que da título a la obra.

“Dangeours corner” fue estrenada en 1931, siendo la primera obra teatral de Priestley que, con ella, inicia también lo que será su trilogía en torno al tiempo que completarán “El tiempo y los Conway” (1937) y “Ha llamado un inspector” (1946). Fue en 1934, sólo tres años más tarde, cuando se estrena la película, sin duda a la vista del éxito de taquilla de la obra de teatro.

Surge el problema clásico del teatro llevado al cine. Probablemente solo hay dos soluciones válidas. La primera es aceptar la simplicidad de la obra de teatro filmada, donde la cámara permite ciertas libertades y movimientos, pero donde siguen presentes las restricciones de tiempo y lugar del teatro. Por ejemplo, no hay exteriores reales sino fingidos y el argumento se construye por secuencias temporales definidas. El cine ha tratado de liberarse de ello con ideas imaginativas, pero subsisten las limitaciones básicas de la escena teatral. La segunda solución es drástica y consiste simplemente en tomar la obra de teatro como simple idea inspiradora de un guion cinematográfico que permita prescindir totalmente y absolutamente de aquellas limitaciones hasta hacerlas olvidar. En realidad, es lo mismo que ha sucedido en la relación novela-película donde una transcripción excesivamente fiel es garantía de desacierto.

“Curva peligrosa”, en 1934, hace sus pinitos en el intento de dar alas al teatro. Y el resultado no es el deseado. Se pierde el sólido andamiaje de la obra de teatro y no se logra dar agilidad a la película por el procedimiento de intercalar algunas escenas que se extraen del escenario propio de la obra de teatro.

Por lo demás, la dirección y las interpretaciones son correctas, sin más. Los actores son actores de teatro que cumplen su papel con un porte propio de una escena. El cine trata de aliviarlo con acierto con planos cortos. En suma, “Curva peligrosa” entretiene, pero más lo hacía la obra de teatro. Al juzgarla es preciso tener una cierta consideración hacia su venerable edad.
RARRA
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