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España España · mADRID
Voto de RARRA:
9
Drama Tras la muerte de su marido, Helène, dueña de un negocio de antigüedades, cuida de su hijo adoptivo Bernard, un joven traumatizado por el recuerdo de Muriel. Hélène está buscando a Alphonse, su amor de juventud, al que no ve desde hace veinte años. Sin embargo, cuando, por fin, lo encuentra, ambos descubren que ya no tienen nada en común. (FILMAFFINITY)
11 de marzo de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque sea al precio de asumir los despectivos calificativos que se dirigen a los que consideran buena esta película por quienes la consideran un bodrio, debo confesar que considero que “Muriel” es una muy buena película. Un remate adecuado de la trilogía iniciada en “Hiroshima, mon amour” y “El año pasado en Marienbad”.

Partamos de que la vida no tiene mucho sentido para el individuo, aunque lo tenga pleno para la especie. Pero el individuo entabla constantemente una batalla por dotar a su propia vida de sentido, cosa que en muchas ocasiones logra apoyándose en cosas e ideas distintas de la vida misma. En esa batalla juega en su contra el tiempo que actúa en el triple plano del recuerdo del pasado que se fue, la tarea del presente y la incertidumbre del futuro.

Lo que Resnais nos muestra son esos miedos individuales. El miedo al futuro, el pesar del pasado, las opciones que no se aprovecharon, lo que pudo ser. Todo desembocando en una especie de huida psicológica que se traduce en la deformación de la memoria o la idea obsesiva de marcharse de la realidad. Hay expresiones como éstas: “¿Volvemos? ¿A dónde? Tenemos que marcharnos” o “Tienes razón: hay que partir”

Lo cotidiano, la vida habitual aparece fragmentada, descoyuntada, continuamente presentada como carente de sentido, lógica y razón. Se prodigan las escenas y las situaciones más intrascendentes. Nada deja de corresponder con un segmento de esa realidad, pero se presenta de forma que en su conjunto refleja su carencia de sentido. El montaje de Resnais lo hace perfectamente.
En la película hay aspectos o ideas reiterantes. Tienen un papel peculiar las fotografías, las tomas de cine amateur y los viejos papeles, que son algo así como la memoria objetivada y dolorosa. O el hecho de que todos los personajes están continuamente yéndose, saliendo por la puerta o deambulando por el campo. Los muebles antiguos, de gusto dudoso, hacen presente el pasado.
Todo parece tomar en ocasiones un carácter simbólico y un tono amenazante. Con todo se logra una película desasosegante.

La música de Henze, un compositor clásico de vanguardia reconocido universalmente, debiera ser un ejemplo de lo que puede constituir una buena banda sonora.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RARRA
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