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Voto de Bloggerdeniro:
7
Terror Nueva Inglaterra, 1630. Un matrimonio de colonos cristianos, con cinco hijos, vive cerca de un bosque que, según las creencias populares, está dominado por el mal. Cuando el hijo recién nacido desaparece y los cultivos no crecen, los miembros de la familia se rebelan los unos contra los otros: un mal sobrenatural les acecha en el bosque cercano. (FILMAFFINITY)
9 de mayo de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde las dos V en lugar de la W de su título original y su subtítulo (a New England folk-tale) hasta sus créditos finales, en los que se advierte que el film está inspirado en las leyendas y registros oficiales sobre brujería de la época, La bruja demuestra una acusada voluntad de rigor histórico. El primer film de Robert Eggers, que inauguró el pasado festival de Sitges, tiene mucho de mito fundacional, de folklore y de cuento popular: esos en los que más que una realidad remota lo importante es el modo en que se transmite.

Verdad y creencia se entremezclan en un film que continuamente juega con la ambigüedad, que se mueve en la línea que separa lo paranormal de la sugestión como lo hacía, por ejemplo, Requiem. El exorcismo de Micaela (Hans-Christian Schmid, 2006). Como en aquella, el asfixiante fervor religioso que cultivan los protagonistas es un terreno abonado para el terror, sea bajo la forma de una sempiterna culpabilidad, sea bajo el temor al demonio y sus brujas. Lejos de la grandilocuencia de que podría haber sido objeto el tema, La bruja es una pequeña gran historia que se centra en los miembros de una familia humilde repudiada de la tierra prometida (Nueva Inglaterra, siglo XVII) y en cómo afectan a las relaciones entre ellos los extraños acontecimientos que les suceden. Un film de personajes bien delimitados y las dinámicas que se crean entre ellos mediante el miedo, el dolor o la mentira.

Tras su acertado uso de los elementos típicos de la retórica de la brujería, La bruja está trufada de otros elementos simbólicos que remiten a la tradición del relato folklórico (el temido lobo que se llevó al bebé, la bruja transfigurada en Caperucita, ese bosque prohibido que recuerda tanto al de Shyamalan). Otro aspecto destacable del film de Eggers (mejor director en Sundance) es su puesta en escena: la ambientación naturalista y cruda, la composición de las escenas nocturnas a la luz de la hoguera y los tonos ceniza del día, el respeto escrupuloso por el inglés de la época. Un inglés declamado por unos actores desconocidos pero solventes, entre los que cabe destacar a ese padre (Ralph Ineson) de voz escalofriante y presencia tan poderosa como patética.

La bruja hechizará a aquellos que disfruten con las intrigas que se cuecen a fuego lento, con las historias guiadas por los personajes y con las oscuras leyendas tratadas con rigor. Deberían alejarse de ella, como si del demonio se tratase, quienes busquen un film de sustos diabólicos y brujas voladoras sobre escobas digitales.
Bloggerdeniro
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