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Voto de Chris Jiménez:
6
Drama Adaptación de una novela de Don DeLillo. Con el capitalismo a punto de extinguirse, los disturbios se extienden por Nueva York. El joven multimillonario Eric Packer se dirige en su limusina a cortarse el pelo en su peluquería favorita. Eric descubre que alguien quiere asesinarle a la vez que el caos se apodera de su imperio. (FILMAFFINITY)
13 de abril de 2023
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La línea que mejor refleja el sentido de ser del universo que engloba a esa pieza extraña llamada "Cosmopolis".
Descendemos a los recovecos de un infierno que se alimenta de su propio caos perfectamente estructurado, en un orden de secuencia lógica medido al milímetro cada yoctosegundo...

El infierno donde arrastra al lector la poesía hipertécnica y afilada de Donald DeLillo, ese ingenioso destripador de la conciencia del "american way of life" y desmitificador del perfecto orden consumista y el capitalismo, que siempre ha hecho de su obra algo imposible de filmar. Al menos en apariencia. ¿Pero tal vez a Oliver Stone, o a Paul T. Anderson, no podría haber sido ofrecida una adaptación de la novela de aquél publicada en 2.003? No son ellos, finalmente, sino uno de los que más nadan a contracorriente en la industria, el sr. Cronenberg, quien se lanza a escribir el guión incluso antes de la producción de "Un Método Peligroso".
Confiesa su admiración por la abstracción que viven los personajes y sobre todo el arte de los diálogos, de una cadencia y elaboración únicos; esta musicalidad tan anodina es, asimismo, el mayor impedimento para acercarse a la novela y por consiguiente a su adaptación cinematográfica. La mayor curiosidad que recae sobre el proyecto es la deserción de Colin Farrell y la llegada de alguien tan atípico como Robert Pattinson, aún disfrutando del tremendo éxito de la insufrible e interminable saga de "Crepúsculo". Es sin duda su paso decisivo.

Se transmuta en el personaje más diametralmente opuesto a la idea que el gran público tiene de él. El rostro de su nuevo Eric Packer refleja las emociones de un pilar de mármol; especulador financiero en una gran corporación, su historia, a caballo entre Ballard y Ellis, se centra, ni más ni menos, que en su inmensa y no poco significativa odisea a través de esa Toronto disfrazada hábilmente de Manhattan. Entrar en sus dominios no es nada fácil de todos modos, y Cronenberg, hombre sin ninguna conciencia, nos agarra de la nuca y nos empuja a ellos, así que durante una extensa primera parte hemos de habituarnos a su arquitectura.
Una limusina como escenario único, escenario de encuentros con una serie de personajes, a modo de capítulos del libro, que ejemplifican, a través de sus expresiones, elucubraciones, ideas y diálogos enmarañados en la laberíntica quimera de lo bursatil, la total deshumanización del entorno-burbuja al que pertenecen. Seres absolutamente despreciables e irritantes que, al igual que Eric, simplifican cualquier átomo de la Humanidad y lo categorizan por medio de cálculos prodigiosos en un contexto útil para el beneficio material según su posición en el mercado financiero. El arte, como esa capilla que ansía poseer el protagonista, igual que la vida, pierde todo valor espiritual tras ser etiquetado bajo un valor monetario.

Una comunidad de seres que no se diferencian de los locos enfermos de "Crash" o los mutantes de "Scanners", y cada segundo que pasamos al lado de tales esclavos de la despersonalización y los engranajes de la información, más nos falta el aire; el entorno futurista interior en gran contraste con un exterior que se corresponde al momento en que DeLillo escribe la historia: esos EE.UU. aún afectados por su caída tras el 11-S. El exterior de "Cosmopolis", algo que remite a la ficción de Gibson, tanto más cuanto que se coloca de potencia en alza a China (y no a Japón, como sucedía en el libro), vibra en un caos salvaje de agitación masiva, protesta, ratas como símbolo de la nueva moneda de cambio.
Modificando levemente la trama, por ejemplo el papel de la novia de Eric (sus morbosas conversaciones, lanzadas con tal gelidez y falta de sentimientos, provoca una tremenda incomodidad), el director traza una parábola de reencuentro en un ambiente hostil de relaciones marcadas por el vacío, la extrema paranoia económica, la crisis corporativa, la amenaza estatal y global constante (anunciado con la voz lejana y robótica del jefe de seguridad, que se asemeja a una computadora) y sobre todo la creación de un futuro basado en todo ese orden a base de destruir y reinventar el presente, y a cada sector de la sociedad con él.

Y el intentar llevarlo a cabo sólo conduce a la tensión y al caos mundial. Entonces, cuando el tedio más insoportable parecía estrangular las pocas vías de oxígeno del argumento, Eric sale de la limusina, en un gesto de comunión con ese mundo desastroso exterior a cuyo hundimiento él ha contribuido; es un movimiento humano, tal vez erróneo, pues entra a la realidad "real" arrastrando la suya propia, la desprovista de emociones y fabricada en el vacío de los números, las cuentas, las relaciones enfermizas y la sintaxis ultratécnica.
El único camino para tal cúmulo de desafección e inhumanidad es el mismo que atraviesa la sociedad: el de la autodestrucción. Pero una sociedad que no quiere precisamente lanzar un grito anticapitalista, sino llevarse parte de un beneficio individual. Mientras se va produciendo esa degeneración que experimenta Eric a partir de la segunda y más intensa mitad de metraje vemos también el punto culminante de esa parábola con la llegada a la barbería de su infancia para cumplir su ansiada misión: tan solo cortarse el pelo. Volver a sentirse humano, para continuar hacia algún sitio donde pueda seguir viajando hacia atrás, la no-existencia...

Paul Giamatti, magistral, se desvelará entonces como una especie de mesías castigador del gigante corporativo, si bien su personaje era presentado mucho antes en la novela (seguiré con más detalles en la Zona Spoiler).
Esto influye más bien poco en el resultado del film de cara al público, que básicamente lo ignora, y la crítica, que en líneas generales reacciona fría, igual que los personajes. Termina por ser todo un fracaso, pero Cronenberg ya está acostumbrado a eso y responde en las entrevistas que de todas formas tiene la película que quería...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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