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Voto de Chris Jiménez:
1
Terror. Acción. Thriller. Comedia En Lake Placid un hombre resulta devorado por una criatura desconocida. El oficial de caza Jack Wells formará equipo con la paleontóloga neoyorkina Kelly Scott y con un excéntrico filántropo que adora los cocodrilos para encontrar a la bestia. La única pista de que dispondrán será un gran diente de aspecto prehistórico hallado en el lugar donde desapareció el hombre. (FILMAFFINITY)
5 de febrero de 2024
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Maldita anaconda, y maldito Luis Llosa por sacarla a la luz en 1.997, pues su aparición inspiró a otros bichos a emerger del refugio del ostracismo y seguir creando rastros de muerte y destrucción.
Por fortuna pronto se mudarían al universo televisivo y nos olvidaríamos de ellos.

Aun así tuvimos que comernos al puñetero cocodrilo asiático de 30 metros de largo que siembra la incertidumbre en "Lake Placid", de esos títulos que solemos tener en una cinta VHS grabada de la televisión; recientemente revisionada, ha quedado destruida para siempre. No se presagiaba nada bueno con el rechazo masivo que sufrió David Kelley cuando se le ocurrió pasear este guión por Hollywood, y es que, pese a ser el tipo que creó las populares "Picket Fences", "The Practice" y sobre todo "Ally McBeal", su reputación en la industria cinematográfica no era la mejor.
Nadie quería hacer su película, cosa lógica, y vino a asociarse, no me interesa la razón, con el irregularísimo Steve Miner, que igual hacía maravillas como "Eternamente Joven" o "La Fuerza del Valor" y porquerías del orden de "Mi Padre, qué Ligue" o la 7.ª parte de "La Noche de Halloween" (y también pergeñó él la 2.ª y la 3.ª de "Viernes 13", ahí es nada...). De esta unión, en efecto, no podía salir nada bueno. Y no sale. En mi memoria "Mandíbulas" sobrevivía como una fábula mediocre de aventuras con monstruo de andar por casa, pero entretenida...ahora no es más que una película de "sketches", y así debe ser descrita.

Desde ese inicio donde el arquetípico sheriff paleto tiene que aparecer comiendo dulces porque es gordo y hablar de forma sarcástica porque es un sheriff paleto (el peor Brendan Gleeson que puedas imaginar), no se queda muy perplejo al rescatar a un buceador devorado por la mitad que aún habla. Empezamos bien; luego viene otro "sketch" de un "spin-off" de "Friends" donde Bridget Fonda interpreta una mezcla de Rachel y Ross, muy candidata a la horca. Luego, tras hacer equipo con el sheriff paleto, se les une Bill Pullman en su onda, una figura del museo de cera, y más tarde Oliver Platt, que está lejos de ser el simpático patán que suele ser y se mete en la piel de un gilipollas arrogante adorador de los cocodrilos.
Entre Pullman y la irritante, chillona y desagradable paleontóloga parecen surgir chispas de amor, a veces de amor-odio, que no se resuelven muy bien, no lo sé. Entre el sheriff paleto y el cazacocodrilos también saltan chispas de amor-odio que es en lo que más tiempo pierde el guión. ¿Dónde está el cocodrilo supuestamente creado por el genio Stan Winston para que salga y devore a esta cuadrilla de insoportables especímenes?, ¿y para arrancar la maldita cabeza a la anciana que le alimenta desde hace años (que es como la versión de "Las Chicas de Oro" del psicópata de "Eaten Alive")?

Pues no está, sólo aparece para espantar a los peces y cepillarse a los secundarios, a la orden de los clichés, mientras los protagonistas se divierten peleándose entre ellos u organizando fiestas como si esto fuera "American Pie: Party on the Lake". Kelley, tal vez emulando "Piraña", quiso imprimir una nota humorística a su fábula de terror, pero es que ni él ni Miner son Joe Dante, y el efecto es tan malo que sentía un pinchazo en mi corazón con cada diálogo pronunciado, cuajados de frases sarcásticas, de maliciosa intención, y tonterías sin venir a cuento que salían como cuchillos por las bocas de unos horripilantes estereotipos, mal presentados, peor desarrollados.
Cuando parece que hay algo de trama estos personajes asfixian la historia con sus imbecilidades, y dicha trama da unos vuelcos tan increíbles que todo termina convirtiéndose en una gran comedia involuntaria. A lo mejor eso pretendía Kelley, parodiar el cine de monstruos, pero le sale mal la jugada si quería hacerme reír...y peor aún si quería asustarme; aquí lo que más asusta, además de la pinta de rico recién arruinado de Platt, son los efectos digitales, desfasados, penosos. Tampoco hay una atmósfera de tensión que genere intriga y entretenimiento, que es lo que tiene que haber en estas películas...

No salimos nunca de la orilla del lago, y a falta de una chica (esa actriz en el papel de su vida, oiga) que pregunta al sheriff paleto por la situación, nunca viajaremos al pueblo, así que nunca veremos reacciones de terror colectivas. Miner y Kelley hacen todo lo que no se debe hacer en una historia así; podrían habernos dado un "Tiburón" en un lago o una versión decente de la locura que Tobe Hooper preparaba en las mismas fechas, pero todas las decisiones que se toman sobre el guión y tras la cámara son pésimas, tanto o más que los consejos que el cazacocodrilos da a la paleontóloga desagradable cuando ella está frente al bicho...
¡Para convertirse en una presa más fácil! (esto es como si en la de Spielberg el personaje de Roy Scheider dijera a los bañistas "¡Vamos, vuelvan al agua y hagan mucho ruido!"). Abominable espectáculo de meteduras de pata allá donde uno mire, ni comedia, ni terror, ni aventura, ni nada de nada. ¿Y qué hace ese segundo cocodrilo ahí?, ¡¿de qué sirve su fugaz participación?! Al menos, ante estas cutreces, uno se contentaría con haber pasado un mal rato pero involuntariamente divertido..."Mandíbulas" es un mal rato, a secas.

Lo más alucinante es que esta basura fue un éxito de taquilla (tantas películas de Bay y Emmerich a finales de los '90 reblandecieron el cerebro a muchos...), dando pie a una saga que no vería ni aunque me pagaran millones.
Chris Jiménez
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