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Voto de Chris Jiménez:
7
Ciencia ficción. Drama El joven Leo Biederman se ha apuntado al Club de Astronomía del colegio, más para estar con Sarah Hotchner que para mirar el cielo. Un día descubre en un cúmulo de estrellas una gran mancha blanca que resulta ser un cometa que está a punto de chocar con la Tierra. Mientras tanto, Jenny Learner, una ambiciosa reportera de la NBC, rastreando una posible historia escandalosa de un senador, descubre accidentalmente que Ellie (E.L.E.) no es ... [+]
16 de enero de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada tipo de cine tiene una época de la Historia en la que destaca con mayor intensidad, y si para el "noir" fueron los '40 y para la fantasía los '80, la década de los '70 fue seguramente el caldo de cultivo de las películas de catástrofes.

Películas cuyas producciones se convertían en grandes hazañas para los estudios y cuyas temáticas abarcaban todos los cataclismos que pudieran arrojar temor e inquietud al público desde la gran pantalla, desde terremotos hasta grandes incendios pasando por desastres aéreos, marítimos e incluso venidos del espacio exterior. Un género que se estancó y no vería su triunfal resurrección hasta llegados los '90, del mismo modo que le sucedería a un ambicioso proyecto de los productores Richard D. Zanuck y David Brown, que consistía en hacer una nueva versión del clásico de Rudolph Maté "Cuando los Mundos Chocan", y que nunca veía el momento de despegar...
Hasta que ambos le llevaron la idea a su amigo y colaborador Steven Spielberg, quien por otro lado preparaba la adaptación de la novela "The Hammer of God" de Arthur C. Clarke, con tema similar; ideas e influencias que alimentaron lo que acabaría siendo un guión firmado al alimón por Bruce J. Rubin y Michael Tolkin y que cayó por carambola en las manos de Mimi Leder, ahijada profesional de Spielberg. Varias razones justificaban dicha elección y no la de otro cineasta.

Leder tenía años de experiencia en la televisión, no en el cine, ni mucho menos en el de acción, pero el tremendo éxito logrado por "El Pacificador", primer trabajo realizado en el seno de la novel DreamWorks, fue suficiente para el director, quien además debía atender la producción de "Amistad" (y Zanuck y Brown no podían esperar si querían lanzar su película antes que una preparada por la Touchstone titulada "Armageddon"...). Desde el primer momento y pese a un intenso prólogo, "Deep Impact" centra su atención en las personas mucho más que en el gran cometa que se acerca a La Tierra. La amenaza está presente a lo largo del argumento, pero serán las relaciones humanas el motor esencial para su avance.
Como en todo film de catástrofes que se precie, se irán presentando los distintos protagonistas que tendrán su peso en la historia, empezando con la ambiciosa reportera Jenny, por la que es difícil mostrar algún interés (mala noticia si uno de los personajes principales no logra captar nuestra atención). Otro aspecto que se irá manifestando en la película es el uso de las casi acrobáticas elipsis y el dedicar un espacio de tiempo concreto a la introspección psicológica de cada protagonista, equilibrando así el drama de cada una de las subtramas.

Con el despegue de la nave "Mesías" y el terrible fracaso de la misión, únicos momentos en los que se dispara algo de acción e intriga en detrimento de la sensación de empalagosidad que tanto gobernaba en la película, y que curiosamente se da a poco de haber entrado en el ecuador del metraje, la directora se olvida del cometa, incluso deja en segundo plano a los astronautas, que parecen haber perdido todo contacto con La Tierra. Es en ese momento cuando el verdadero peligro no se sitúa en el espacio, sino a ras de calle, pues es la locura, el terror y la desesperación por sobrevivir al desastre lo importante.
El ejercicio planteado consiste en retrasar lo inevitable: cuanto más tiempo pase hasta la catástrofe más agobiante se volverá la atmósfera y más visible será el desasosiego en el espectador del mismo modo que en los personajes. Si bien una abundante carga de ñoñería y sentimentalismo al más puro estilo americano heredada de Spielberg y con sabor a cine de Ron Howard cruza por todo el film, Leder no deja de enfocar con una mirada lúcida y demoledora a qué repugnantes e injustas situaciones llega la especie humana para asegurar su supervivencia, y cómo ésta sucumbe a la confusión por las inopinadas acciones de los diferentes organismos militares y políticos (realmente sobrecogedor lo de la "lotería").

Es ahora y más que nunca cuando nos ponemos del lado de los personajes (incluso de aquellos que no nos agradaban en un principio). Leder se maneja experta en el drama para hacer que nos sintamos parte de la gran tragedia que se avecina y de cómo ésta sacude las vidas de todos los presentes, quienes a su vez viven su pequeña tragedia particular; no se deja nada a la excepción y la tristeza lo abarca todo: la del que pierde al padre o a la madre, la del que pierde al hijo, la del que pierde a la amada, la del que pierde al amigo. Un último y reducido tramo se concede al cataclismo, alarde de efectos visuales aún más impactante y espectacular que todo lo anterior mostrado.
La moralina (típicamente estadounidense) es clara: debemos estar unidos en espíritu ante la catástrofe y juntos para levantarnos, hacer frente al dolor y empezar de nuevo con esperanza. Junto a un solemne Morgan Freeman como presidente de la nación (adelantándose en años a Barack Obama) tenemos un all-star cast como manda la tradición, desde los veteranos Maximilian Schell, Robert Duvall, Charles M. Smith, Vanessa Redgrave y James Cromwell hasta esos aún jovencitos Elijah Wood y Leelee Sobieski pasando por Jon Favreau, Ron Eldard y una Téa Leoni inaguantable (como de costumbre...) por momentos.

Ciencia-ficción espectacular por un lado, "spielbergiano" y profundo drama humano por otro. Leder se decanta más por lo segundo que por lo primero, y en exceso, por lo que la mezcla es dispar. La gran incógnita: ¿cuándo caerá el cometa? ¿Por qué esperar más de la mitad del film para ello?
"Deep Impact" fue acogida con bastante indiferencia por la crítica pese a unos resultados increíbles en taquilla, cuyas cifras doblaban las del presupuesto, lanzando así la fiebre por el cine de catástrofes con pedigrí espacial junto a la enorme, vertiginosa y ruidosa estupidez de Michael Bay, la cual resulta mucho menos gratificante que la obra que nos ocupa.
Chris Jiménez
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