Después de ver Bodyguards & Assassins (2009), otra histórica china, quedé con la duda de si soy yo o la cultura china da un enfoque distinto al plantemiento de la trama. Porque la sutiquería y el patriotismo barato inundan la pantalla hasta el hastío. De esa forma, te das cuenta de inmediato que no se te está contando una historia real, sino una parte de la verdad; prueba de ello es la escena en que Mao aparece en un campo lleno de flores, con niños, riendo y jugando, lo cual obviamente contrasta con la realidad de un genocida comunista que carga con más muertes que el mismo Hitler. Técnicamente, los efectos son un tanto pobres, sobre todo en las imágenes de aviones. Los diálogos exageradamente detallados, la pantalla se repleta con nombres, cargos, ciudades, que cansarán bastante a una mente media como la mía. Esta es una película por encargo, la más taquillera en la historia de China, pero no me cabe duda de que la mayoría del público fueron soldados chinos entrando bien formados a las salas de cine, sin hablar de los pobres colegiales que serán obligados a ver esta película, generación tras generación.