Y por fin vi La Cinta Blanca, me impresionó mucho y creo que eso es cine en estado puro, se cumple la máxima de una imagen vale más que mil palabras fotograma a fotograma, en blanco y negro, narrada desde la figura del maestro como observador de la vida de un pueblo, en la que, irremediablemente, se ve obligado a implicarse. Tan lejana visualmente de lo que habitualmente nos proporciona el cine actual que parece casi imposible que te enganche... y lo hace, te agarra desde el fondo de la emoción como todas las historias, en las que median los niños, un peliculón que te encoge el alma y te abre los ojos al entendimiento de porque la sociedad alemana normalizó la crueldad del régimen nazi o en su defecto se sometio a la misma.