Esta película da cuenta de cómo un actor más que solvente, como es García, puede entretener al público y sostener una película, por lo demás anodina, durante más de hora y media. Necesita, simplemente, una producción equilibrada, una historia normalita y compañeros de reparto en condiciones. Aquí, Emily Mortimer, en un papel poco defendible, y Alan Arkin, al que se le saca muy poco jugo, son los nombres más ilustrews, pero destacan bastante más Julianna Margulies y Ezra Miller, sin duda ayudados por unos personajes mucho más creíbles y con más chispa. Chispa es lo que le falta a esta comedia con familia disfuncional, de buen corazón y mucha idea peregrina, a la que llega el hijo no conocido del padre que, por otra parte, es carcelero de éste. En fin, un disparate bienintencionado con demasiado azúcar en un final demasiado dramático y con enseñanza final que no cuela. Se debería haber explotado mucho más la historia del hijo menor y su fijación por las chicas extremadamente gordas.