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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama George y Martha son un matrimonio que se profesa un odio salvaje. Ambos tienen personalidades autodestructivas, conocen perfectamente las debilidades del otro y saben cómo exasperarlo. George es un profesor de historia alcohólico. Martha, la hija del director de la universidad donde George da clases, es una mujer frustrada y vulnerable. Un sábado por la noche, después de una fiesta, invitan a su casa a un nuevo profesor y a su esposa. ... [+]
27 de octubre de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada vez que se me presenta la ocasión de ver a una pareja que sale del altar -o de un juzgado- tras ‘consolidar su relación’ contrayendo matrimonio, me llaman la atención esos rostros enamorados, alegres, llenos de esperanza y de ilusiones que salen a la calle convencidos de que han alcanzado el cielo. Entonces, opto por alejarme, porque no logro evitar que una sardónica sonrisa se dibuje en mi rostro, cuando pienso en la poderosa capacidad del enamoramiento para tornarnos inconscientes del complejo laberinto emocional que posee cada miembro de la pareja, al cual el otro tendrá que enfrentarse de manera irremediable… ¡Y hay de aquel que no esté preparado para tramitarlo madura e inteligentemente!

Cierta noche, mientras se tomaba una cerveza, al admirable escritor estadounidense Edward Albee, se le vino a la mente la idea de una obra teatral… y el título que se le ocurrió antes de haber empezado a escribir fue, “Who’s afraid of Virginia Woolf?” (¿Quién teme a Virginia Woolf?), asociándolo a “Who's afraid of the big bad wolf?” (¿Quién teme al enorme lobo malo?), una canción usada en Los Tres Cerditos (1933) de Walt Disney, de la que se acordó en ese momento, y que podía remitir a la suerte de complejas preguntas que suelen hacerse en el campus universitario como: “¿Quién tiene miedo de vivir la vida sin falsas ilusiones?” (1)

¿Y por qué Virginia Woolf? Porque Albee sabía muy bien quien era la escritora británica autora de las célebres novelas: “La Señora Dalloway”, “Al faro” y “Una habitación propia”, entre otras, y enterado de su vida personal: Hija del novelista e historiador Leslie Stephen... depresiva… con fuertes crisis nerviosas y constantes cambios de humor… víctima de un trastorno bipolar… bisexual… y casada con un escritor (Leonard Woolf, de quien tomaría el apellido de escritora) a quien sentía que amargaba tanto con su temperamento que, para dejarlo libre y en paz, optó por suicidarse.

Como podrá verse en la obra, o en la compleja pero brillante película que ha realizado como opera prima el director Mike Nichols, el drama está bien impregnado de la psicología de aquella escritora y el título tiene entonces mucha más profundidad de la que se supone, pues como también era su estilo literario, a los personajes aquí se les escudriña el alma, se les desnudan sus motivaciones emocionales y se descorre ese laberinto de contradicciones (luces y sombras) que nos lleva a comprender que el enamoramiento es un gran velo que se pone a los seres humanos para poder asegurar que se reproduzcan.

Pero, ¡cuán sólida se torna una relación que es capaz de sobrepasar este complejo descubrimiento y persiste en la convivencia a sabiendas de que, así como yo logro acogerla a ella, también mi pareja carga con mi + y mi -… aunque nunca falten los reproches.

Una muy bella y contrastada fotografía de Haskell Wexler, en ese blanco y negro de sombríos pasados; un guión perfectamente complementado por Ernest Lehman para crear un claro y eficaz ambiente cinematográfico; y unas actuaciones llevadas a la cima por Elizabeth Taylor, Richard Burton, George Segal y Sandy Dennis, hacen de “¿QUIÉN TEME A VIRGINIA WOOLF?” una película imprescindible… pero solo para aquellos a quienes guste viajar al laberinto de la conciencia.

(1) William Flanagan: “The art of Theater No. Edward Albee”

Título para Latinoamérica: “¿QUIÉN LE TEME A VIRGINIA WOOLF?”
Luis Guillermo Cardona
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