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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Drama Thomas Rath, un padre de familia felizmente casado, trabaja como ejecutivo de publicidad y está a punto de ser ascendido en su empresa. Pero, de repente, recibe una carta cuyo contenido provoca la crisis de su matrimonio: durante la II Guerra Mundial (1939-1945), Rath había tenido un romance con una joven italiana, pero nunca supo que de aquella relación había nacido un hijo. (FILMAFFINITY)
27 de mayo de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Bendito el hombre que consigue casarse con una mujer bella, sensata e inteligente! ¡Y bendita la mujer cuyo marido se propone dejar de lado todo lo oscuro y gris que había en su pasado, para iniciar una vida con verdad, honestidad y compromiso! Una mujer de aquel estilo, encontrará fácilmente a un hombre como éste, porque, aunque a veces no lo parezca, el propósito del destino es hacer Justicia indefectiblemente y, en consecuencia, cada quien se conecta, exclusivamente, con aquellos que necesita para su proceso.

Thomas Rath, es un hombre casado y con tres hijos que pareciera tener un hogar conforme al que sostiene con un empleo que les da para vivir medianamente. Pero un día cualquiera, Betsy su esposa, le hace sentir que no está conforme con la casa en la que desde hace rato habitan, y de ñapa, lo remata con la siguiente frase: “De repente, me avergüenzo de ti”. Muchas cosas se removerán entonces en la mente de este empleado de clase media… y los viejos tiempos vendrán a su memoria con algunos momentos que quedaron aferrados para siempre.

Para dar un feliz cierre a su complejo pasado y para poder tramitar en forma correcta las novedades del presente, Betsy -una mujer de las que anhela todo hombre sensato-, va a jugar un papel muy relevante… y quedará ver si el atribulado marido aprenderá las lecciones o se convertirá en otro empleadillo (sumiso, hipócrita y adulador) de los que cada día traen vergüenza a nuestras empresas.

Con un guion escrito por él mismo, basado en la novela homónima de Sloan Wilson (1920-2003), Nunnally Johnson tiene aquí su cuarta película como director y su segundo encuentro con Gregory Peck, a quien ya había dirigido en su opera prima “Night people” (1954). El resultado, es una clase perfecta sobre la integridad y el auto-respeto, al tiempo que se nos permite conocer a esa suerte de personas que dignifican la existencia y enaltecen a las sociedades.

Formalmente la película es muy cuidada y es una lástima que, para su estreno, hubiese sido mutilada, inmisericordemente, reduciendo su duración inicial de 153 minutos, cuando cada personaje, cada diálogo y cada situación, fueron profesionalmente decantados para lograr la trascendencia.

Gregory Peck, Jennifer Jones y Fredrich March, dan vida a unos personajes de la más honda consistencia; y Marisa Pavan, al igual que Lee J. Cobb, representan a esa suerte de personas que, por muy breve el tiempo que lleguen a nuestras vidas, no se consigue olvidar, porque, con su magnífico carácter, dejan siempre una profunda huella.

En "El lobo de Wall Street" se conoce a los hombres de negocios como ahora son. En "EL HOMBRE DEL TRAJE GRIS", veremos a algunos... ¡exactamente como deberían ser!

¡Cuánta falta le hace esta película a la sociedad que ahora padecemos!
Luis Guillermo Cardona
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