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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Comedia Harold es un muchacho debilucho y algo tímido a quien su padre, el sheriff Hickory, trata como a un niño. Pero cuando Hickory es acusado de haberse adueñado del dinero que la comunidad le había confiado, Harold, empujado por el amor, demostrará lo que vale. (FILMAFFINITY)
13 de julio de 2010
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se habla de la selección natural, entendida como la sobrevivencia del más fuerte, de inmediato, nuestro inconsciente asocia ese “fuerte” con el más grande, el más fornido, el más agresivo… pero cuando uno se aproxima, con un tris de vista abierta, a lo que nos enseña la realidad, pronto se da cuenta de que ser fuerte es otra cosa, y que tiene que ver más con la resistencia, con la capacidad de adaptarse, con la habilidad mental y con la fuerza del espíritu. Por eso, se han extinguido los dinosaurios y aún existen las hormigas; desaparecieron los mamuts y se multiplican por millonadas los ratones; mueren y caen en el olvido todos los fortachones y se conserva para siempre la memoria de los que han hecho arte.

Harold Hickory, el menor de los tres hijos del sheriff de Hickoryville, es un chico débil de músculos, y por tal razón, su padre y sus hermanos lo subestiman y lo desconocen. Pero, Harold ama a su padre y mucho quisiera poder ser reconocido por sus personales cualidades. Lamentablemente, donde hay mucho músculo suele haber poco seso, y tendrá que darse algún hecho relevante para que la verdadera fortaleza pueda notarse a flote. Y, en la sabiduría del universo, ese hecho ha de llegar.

Harold Lloyd nos brinda en esta película a un ser entrañable, de una gran habilidad mental y sorprendentemente diestro. Su personaje tiene la fuerza espiritual, la ternura y la dignidad que hace GRANDE, y que deja rezagados todos los subvalores que motivan la presunción sin demostrada eficacia. Es sencillo conectarse con él, es fácil sentirle, y es muy, pero muy placentero, verle salirse con la suya con esa destreza que sorprende a cada instante.

Hay palabras que tienen tanta eficacia como la acción más poderosa, y cuando un hombre enamorado de pronto descubre que, la mujer que ama ha puesto su fe en él, sacará fuerzas del infinito y será capaz de realizar lo que parecía imposible.

Hay escenas de una gran belleza plástica, como cuando Harold sigue a Mary subiéndose cada vez más alto a la copa de un árbol. Hay asociaciones impecables como cuando las lágrimas de ella caen en la mano de Harold y de pronto se mezclan con la lluvia. Y hay situaciones muy divertidas, como aquella del desayuno o cuando los hermanos quieren apalear a Harold.

En esta película, triunfa el amor, como la fuerza más poderosa del universo; triunfa el ser, cuando va acompañado de dignidad y de compromiso; y triunfa el arte, porque es éste uno de los más bellos y encantadores filmes con que se ha glorificado el quehacer cinematográfico.
Luis Guillermo Cardona
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