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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Fantástico. Acción Cuando Arthur Curry (Jason Momoa) descubre que es mitad humano y mitad atlante, emprenderá el viaje de su vida en esta aventura que no sólo le obligará a enfrentarse a quién es en realidad, sino también a descubrir si es digno de cumplir con su destino: ser rey, y convertirse en Aquaman. (FILMAFFINITY)
2 de enero de 2019
11 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
He sido, desde hace ya bastantes años, muy reacio a las películas de superhéroes, porque me harta esa prepotencia de los gringos de erigirse como ‘la nación más poderosa del mundo’, entendida esta palabra como que, sólo ellos -con su jactancioso armamentismo-, pueden salvar a la humanidad y al mundo del caos total, cuando cada día vemos que, las decisiones de sus gobernantes, comúnmente apuntan (y atinan) al hundimiento de la humanidad.

Los superhéroes, por otra parte, me hacen sentir tan insignificante que casi llego a odiarlos cuando los veo volando como águilas… moviendo o destrozando objetos imposibles… venciendo a ejércitos de gente monstruosa… ¡o enamorando perdidamente a las preciosas “reinas” que ponen a su alcance!… cuando, la realidad estadounidense de cada día es penosa, degradante y deplorable para millones de ciudadanos.

Así, ese cine nos entra como una suerte de opio que nos convierte en ilusos, haciéndonos sentir, durante algunos minutos, que estaremos a salvo porque, Superman, el Capitán América, la Mujer Maravilla… o Aquaman, van a estar presentes cuando ya nada parezca salvarnos. Ni siquiera nos acordamos de Dios cuando los vemos a ellos en acción… aunque, paradójicamente, confieso que, en “AQUAMAN”, todo el tiempo pensé en Dios al ver las inagotables maravillas que nos ofrece la naturaleza.

Esto es, precisamente, lo que me ha conectado con esta película que, con tantísimo acierto, ha dirigido el director malasio, James Wan, razón única por la que me animé a ver a este, para mí, nuevo superhéroe. La premisa es perfecta y de gran actualidad: La humanidad, con su consumismo, su desmesurada explotación y sus desmanes, está amenazando los ecosistemas oceánicos, y el rey Orm de la Atlántida -la legendaria ciudad sumergida-, ya no aguanta más y luce dispuesto a acabar de tajo con la irracionalidad de la torpe especie humana.

Pero, surge un héroe, su medio-hermano Aquaman -hijo de un modesto terrícola y de la reina del mar, Atlanna- y este sensible personaje tendrá muy claras razones para defender ambos mundos y para luchar por la Unicidad de todos los seres vivos. ¡¿Puede haber otro superhéroe con una mayor visión de futuro?!

La película me mantuvo absorto porque en ella brilla la fraternidad, el buen humor, el romanticismo, la solidaridad, el miedo vencido… y porque, además, lo logrado por los diseñadores de producción, los decoradores de sets, los directores de la 2ª unidad, y entre otros, por los creadores de efectos especiales y visuales es, ¿cómo decirlo?, ¡Fascinante! También, Rupert Gregson-Williams (“Hagksaw Ridge”, “Wonder Woman” …) vuelve a lucirse con una partitura que te envuelve muy gratamente… y hasta me encanta que, a Aquaman (interpretado por el todo-músculo, Jason Momoa) se le haya mostrado realísticamente poco intelectual, pero, muy apreciable por su intuición y sensibilidad, latentes sin duda entre los genes que heredó de sus excelentes padres.

Una frase me quedó sonando: “A un rey sólo le interesa su país. A un héroe le interesan todos”. Diferencia contundente entre los hermanos Orm y Aquaman.
Luis Guillermo Cardona
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