Desconozco si John Michael McDonagh ha oído hablar de Torrente, si ha visto alguna de sus películas o si es un fan del personaje. Lo que no me cuesta imaginar es al policía creado por Santiago Segura y el sargento Gerry Boyle compartiendo risas y copas en algún puticlub de carretera. Ambos agentes de la ley parecen sacados del mismo patrón aunque a diferencia de Segura, McDonagh se aleja de la sal gruesa que caracteriza la saga Torrente para abrazar el recurso de la ironía en las desventuras de tan peculiar sargento, al que Brendan Gleeson da vida en uno de aquellos personajes que son un regalo para cualquier actor. El principal inconveniente para el director irlandés es que tiene personaje pero le falta historia. “El irlandés” no está a la altura de su personaje principal. Le falta nervio, inspiración en los diálogos y unos secundarios a la altura de las circunstancias. Y le sobran unos traficantes de opereta y una trama que desemboca en un final más cercano a “armas letales” que no al espejo tarantiniano al que por momentos parece querer mirarse. Seguramente si se hubiera potenciado más este aspecto en lugar de dejarse llevar por las trilladas disputas verbales entre el poli serio y el poli gracioso de turno, “El irlandés” hubiera resultado el film irreverente y rompedor que su carcasa prometía.

Lo mejor: Brenda Gleeson, auténtico rey de la función.

Lo peor: una trama demasiado plana y poco original.