El británico Frederick Forsyth, conocido escritor de best-séllers que tratan sobre espionaje y conspiraciones políticas y que le han reportado fama gracias a novelas como “Chacal” (adaptada al cine por Fred Zinnemann en 1971 y posteriormente con un olvidable “remake” dirigido en 1997 por Michael Caton-Jones) o “Odessa”, producción dirigida de 1974 por Ronald Neame.

En pleno proceso de la “Perestroika “, un periodo de transición política que iba a marcar definitivamente el rumbo final de la URSS con la consecuente caída del muro de Berlín y la desaparición definitiva del Telón de Acero, la novela “El Cuarto Protocolo” , escrita en 1984 con la llegada de Gorbachov al poder, pretendía desestabilizar con su trama y con un golpe de gracia la relación entre Europeos y Norteamericanos con la filtración en secreto de un agente ruso (interpretado por Pierce Brosnan) donde asentándose cerca de una base aérea norteamericana en Inglaterra tiene en el punto de mira a un desesperado agente inglés (Michael Caine) decidido a neutralizarlo convencido de que lleva en su poder material suficiente para construir una bomba atómica.

John Mackenzie (Código Azul; La Conspiración de Dallas) supo rodar un tenso thriller de espionaje que hoy en día cualquiera se lo puede tomar a risa viendo al irlandés Pierce Brosnan en el rol antagonista de James Bond; es decir en el de un peligroso, frío y calculador agente soviético dispuesto a cambiar el mapa. Pero en esa época solo le conocían por intervención en la serie policíaca “Remigton Steele, aunque en esa época ya se había presentado para agente 007, dispuesto a relevar a Roger Moore, puesto que, sin embargo, le fue arrebatado a favor de Timothy Dalton.