Llevar al cine la vida de Frances Farmer fue una tarea bastante complicada, ya que intentar equilibrar la vida de esta actriz no era una tarea fácil.
La elección de Jessica Lange para el papel principal diría que fue perfecta. Ella hace suyo el personaje de una forma que logra elevarlo por encima del resto. La manera en que transmite cada uno de los gestos, miradas y la forma de moverse son algo único, pero lo que más puede llegar al espectador es como logra mostrar todo el dolor del personaje. Esto, estimados cinéfilos, está a la altura de muy pocos en el star system, y es que esta es quizás desde mi humilde opinión la mejor interpretación dentro de la exitosa carrera de esta actriz.
El apartado técnico destacan dos nombres: John Barry y László Kovács. El primero realiza una gran aportación al film impregnando con su personal estilo cada uno de los momentos que su música lo precisa. El uso de la harmónica es el hilo conductor de la protagonista y a través de él vamos viendo todos sus estados de ánimo, lo que hace que la música sea parte importante de la interpretación. En cuanto a la fotografía, logra captar el estado de la protagonista a través de la luz la cual nos indica cómo se siente ella.
Desde aquí reivindico su visión ya que en su época, a pesar de ser nominada a los Oscars, no consiguió unos buenos resultados en taquilla. Apta para todos los fans de los biopics hechos con sensibilidad y que a pesar de tomarse algunas licencias, nos muestra que Hollywood no es siempre una fábrica de sueños...a veces es de pesadillas.