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España España · Madrid
Voto de J C:
8
Drama Sandra dispone sólo de un fin de semana para ir a ver a sus colegas y convencerlos de que renuncien a su paga extraordinaria para que ella pueda conservar su trabajo. Su marido la acompaña para apoyarla. (FILMAFFINITY)
7 de diciembre de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esos notarios de la condición humana llamados Jean-Pierre y Luc Dardenne, practicantes de un cine sin concesiones al artificio, dotado de una veracidad que a veces es como un puñetazo en el alma, parecen haber rizado el rizo de lo puramente anecdótico en su nueva película, yendo aún un paso más allá. Y hablo de anécdota porque la premisa de la que parten estos belgas aficionados a contar las cosas sin tapujos de ningún tipo es aparentemente sencilla: la dirección de una pequeña empresa ha decidido que para que una mujer (atención, que ha estado un tiempo de baja por depresión) siga trabajando en ella, sus compañeros deben renunciar a una paga extra de 1.000 euros.

Tan perverso punto de partida es el ‘leitmotiv’ de una especie de descenso a los infiernos, de un oscuro periplo en el que esta mujer ha de hacer todo cuanto esté en su mano para convencer a sus compañeros de que renuncien a esa paga extra para que pueda conservar su empleo. Y en este pérfido engranaje entra en juego el rostro y las maneras de una actriz llamada Marion Cotillard, poseedora de una sobriedad encomiable y de un talento indiscutible para hacer que nos la creamos. Sandra, su personaje, toma pastillas, hace sonar timbres, sufre. Sobre todo esto último, pues ha de hacer algo que la incomoda profundamente, una árida labor para la que no se siente preparada.

La cámara de los Dardenne, habituada a no fingir, sino sólo a mostrar, se coloca tan a ras de la protagonista que sentimos su angustia. Cada timbrazo suena como el denso zarpazo de una alarma. Cada paso que da es una seca interrogante: ¿serán capaces sus compañeros de renunciar a esos 1.000 euros para que ella se quede? Sigamos, pues, a Sandra por el intrincado laberinto de la condición humana porque no será fácil quedarse al margen. De eso ya se encargan Jean-Pierre y Luc Dardenne.
J C
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